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Seguridad en Washington DC: La vigilancia invisible que no descansa

La seguridad es un tema central en la capital estadounidense. Basta escarbar un poco para detectar que el visitante está siendo monitoreado, aunque raramente lo perciba.

Shiguza Uchida y Sofía Errázuriz

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Un grupo de turistas camina lentamente frente a la reja de seguridad del jardín de la Casa Blanca, donde vive el hombre más poderoso del mundo. Tranquilos y relajados, toman fotos del lugar, nadie los apura y, al parecer, nadie los observa.

Al parecer, porque basta mirar detenidamente el lugar, para darse cuenta de que hay cámaras de 360° dispuestas en cada uno de los postes de las luminarias de Avenida Pennsylvania, donde se ubica la Casa Blanca en Washington DC.

En una primera mirada, la vigilancia no se nota, pero basta cualquier conducta indebida para que el visitante sepa que está siendo monitoreado y, sin exagerar, en mucho casos literalmente se encuentra en la mira.

La paz del lugar se rompe cuando un individuo intenta treparse levemente a la reja de la Casa Blanca. Rápidamente, un policía aparece y le advierte que no es buena idea que siga en su intento.

Un poco más allá, una visitante pasa por centímetros el área de seguridad, y de inmediato se activa el dispositivo para dejarle en claro que no debe seguir adelante.

En Estados Unidos existen diferentes niveles de seguridad, diferenciándose principalmente entre dos grupos: aquellos que trabajan para el Gobierno y agencias privadas.

En general, para los ciudadanos la seguridad es algo totalmente enigmático, ya que desconocen sus detalles y más bien especulan sobre ésta cuando se les consulta, pero sin ningún dato concreto.

Los policías en Washington son muy reservados a la hora de hablar. Solo algunos son los encargados de dar información pública, aclaran los efectivos policiales, derivando a un número o página web de utilidad si es que se requiere información.

Cuando se trata de manifestaciones, algunos ciudadanos especulan con que los agentes de seguridad están camuflados y otros afirman que, simplemente, no son necesarios, ya que usualmente las protestas no son violentas.

La seguridad en la capital estadounidense fue puesta a prueba en los recientes sucesos ocurridos en Washington y alrededores, como el tiroteo al interior de una base naval el 16 de noviembre o el caso de la mujer que chocó contra una barricada cerca del Capitolio el 3 de octubre. Un día después, un hombre se quemó a lo bonzo en el National Mall.

Sin embargo, la Seguridad no se ha incrementado por los sucesos actuales: “Ya se sabe qué hacer, está todo asegurado, se podría decir que ya hay experiencia en el tema”, afirmó el editor del Washington Post, Milton Coleman.

Coleman explicó que todas las referencias a cómo se entiende la seguridad hoy se remontan al antes y el después del 11 de septiembre.

Todo edificio cuenta con un plan de evacuación, detectores de metales y una rigurosa identificación personal para ingresar al recinto.

Pese a la gran seguridad desplegada, los desafíos existen y hay acciones fulminantes, difíciles de prever, pero que ponen a la seguridad a prueba y a los ciudadanos como testigos de qué sucede cuando la vigilancia, invisible la mayoría del tiempo, despliega todos sus recursos para mantener el orden y la tranquilidad en la capital estadounidense.