En vísperas del Día de la Madre, una celebración que tradicionalmente honra la abnegación y entrega matema, los datos del reciente Censo. 2024 en la Región del Biobío nos invitan a una reflexión más profunda sobre lo que significa ser madre en el Chile actual.
Lascifrasson contundentes: la fecundidadestá en franco descenso, con el porcentaje de mujeres entre 15 y 49 años con hijos cayendo del 68,6% en 1992 al 56,3% en 2024 y el promedio de hijos ha descendido a 1,97, ubicándose ya por debajo del nivel de reemplazo poblacional.
Este Día de la Madrese debe convertir en una oportunidad para cuestionar por qué cada vez más mujeres postergan o renuncian a la maternidad. La respuesta incómoda que debemosenfrentarcomo sociedad es que en la práctica he «mos construido un país donde ser madre sigue implicando una “penalización” desproporcio»nada para las mujeres.
En este sentido, las disparidades entre comunas de la Región revelan una realidad innegable: donde hay máseducación y oportunidades laborales para la mujer, como Concepción, Hualpén y Chiguayante, la natalidad disminuye dramáticamente, en comparación con Alto Biobío, Tirúa y Los Alamos. Esta correlación no es casual y debería alarmarnos. Cuando obliga»mosa elegirentre desarrollo personal y mater nidad, estamos diseñando un sistema destinado al colapso demográfico y a perpetuar desigualdades históricas que ninguna celebración anual puede compensar.
La próxima vez que entreguemos una tarjeta con la frase “gracias por tu sacrificio”, preguntémonos: ¿porqué seguimos asociando la maternidad con el sacrificio? Quizás el mejor homenaje que podemos hacer a las madres
chilenas es comprometernos con transformaciones estructurales que permitan que la maternidad sea una decisión verdaderamente libre, no condicionada por obstáculos sociales o económicos.
El mejor regalo sería un sistema integral de cuidados que amplíe la cobertura de salas cuna Y jardines infantiles, junto con jornadas laborales flexibles para madres y padres. El permiso postnatal parental debe extenderse y redistribuirse equitativamente, incentivando que los hombresasuman un rol más activo desde el nacimiento.
La experiencia internacional nosmuestra que los países que han logrado mantener tasas defecundidad saludablesson precisamente aquellos donde el Estado y el sector privado han implementado políticas que permiten compatibilizar familia y trabajo para ambos progenitores.
Eneste Día dela Madre, reconozcamos queel cuidado delos hijos no puede seguirsiendo un “problema de mujeres”.Si realmente valoramos la matemidad, debemos demostrarlo creando condiciones para que formaruna familia no implique sacrificar proyectos personales o profesionales. Solo así honraremos verdaderamente a las madres chilenas y podremos revertir esta preocupante tendencia demográfica, construyendo un país másjusto y sostenible para todas las familias.
DRA. CLAUDIA REYES BETANZO
Académica Facultad de Comunicaciones Universidad del Desarrollo