El fotógrafo Alejandro Olivares se ha dedicado a retratar las ciudades de Chile, particularmente la periferia de Santiago, resaltando el cotidiano de quienes viven en estas zonas de la capital: niños y jóvenes que transitan constantemente entre violencia, armas y narcotráfico. 

Lo ha hecho con el proyecto “Living Periferia”, pero también en sus más de 10 años de trabajo en The Clinic, revista en la que llegó a ser editor de fotografía. Ese fino trabajo documental es el que presentó hoy en la charla “El gusto de los otros: historias cotidianas a través de la fotografía”, organizada por Cine UDD, Periodismo UDD y Fuji Film. 

“Eso me permitió ir en la mañana a la periferia, al mediodía estar fotografiando un poeta en el centro, luego a un empresario en Vitacura, y en la noche de vuelta a la población a tomar fotos. Esta profesión te permite estar en lugares donde jamás estarías”, explicó.

De su trabajo en The Clinic, Alejandro destacó cómo un problema (ser parte de un medio de publicación semanal y quedar atrás de todas las noticias), le permitió generar una metodología de trabajo que lo hizo un mejor fotógrafo. 

“Tenía que salir a la calle siempre para tener material para las columnas de Pato Fernández, Rafael Gumucio o Constanza Michelson, fotos muy random, porque necesitábamos llenar un semanario, un ejercicio que es muy bueno para documentar. Te ayuda a darle la vuelta a lo que ves. Mi trabajo es la apoteosis del cotidiano”, agregó. 

Según el fotógrafo, para las historias cortas hay que estar entrenado, saber que estás buscando y reaccionar rápido y para las historias de largo aliento hay que estar ahí siempre. 

“Hay muchas cámaras dando vueltas, pero para marcar la diferencia hay que tener habilidades blandas y estudiar bien lo que harás, conseguir un fixer (guía local), no desestimar los comentarios de la señora del kiosco ni del curao de la plaza, hablar con todos en la población”, finalizó.

Cabe destacar que Olivares ha obtenido el premio Rodrigo Rojas de Negri al fotógrafo joven del año (2013, Chile); el primer lugar en la categoría “Vida diaria” del Salón Nacional de fotoperiodismo (2013, Chile), el primer lugar y mención honrosa en la categoría “Vida diaria” del Premio Latinoamericano de Fotografía (2012),y Fotografía del Año en el Salón Nacional de Fotoperiodismo (2011, Chile), entre otros galardones.