Por: María José Labrador; Myriam Ruiz, Académicas Facultad de Comunicaciones UDD.
Carta de opinión/ El Mercurio/ 26 de junio de 2022
Señor Director:
La eliminación del derecho constitucional a la interrupción del embarazo en Estados Unidos conlleva sin duda lecciones que se desprenden respecto de la decisión del Tribunal Supremo, tras anular el fallo Roe contra Wade -por el que se reconoció por primera vez el derecho de las mujeres al aborto-, un precedente legal que data en ese país desde 1973.
La primera lección es la huella que dejan las administraciones presidenciales pasadas, ya que la decisión no hubiera podido ser adoptada sin el voto a favor de jueces conservadores (que en este caso fueron seis). Particularmente, el expresidente Donald Trump dejó una huella profunda en los tribunales federales, designando a jueces federales leales a sus valores en todo Estados Unidos. Desde su investidura, consiguió la confirmación de 84 jueces, contra 43 en el mismo período de su predecesor, el demócrata Barack Obama.
La segunda lección toca en particular a Chile: es muy relevante considerar los cambios que se pueden dar en este contexto, justo cuando se discuten las modificaciones que traería la nueva Constitución al Poder Judicial chileno. Por eso la discusión asociada de las normas transitorias es un tema no menor, ya que, de no mediar acuerdo, se habría producido un recambio muy importante en el número y composición de nuestra Corte Suprema.
La tercera es reconocer que la decisión judicial de Estados Unidos implica una oportunidad para sus ciudadanos. Ahora cada estado federal está decidiendo libremente cómo legislar en este tema. Se abre un espacio para una reflexión razonada y un diálogo civil, para lograr acuerdos en las comunidades locales, que pasan sobre las tendencias de moda o la imposición del poder de turno.