Poder vivir y trabajar en el extranjero es una oportunidad que te permite conocer nuevas realidades y crecer de forma personal y profesional. Una experiencia que tiene fascinada a Verónica Sánchez, Alumni de Periodismo UDD. Revisa a continuación su testimonio:
La primera vez que visité los Estados Unidos fue por vacaciones en 2015, para visitar a mis tíos y primos. Me encantó el país, especialmente Nueva York; y ya estaba pensando en cuándo podría regresar, para conocer más. Sin embargo, ni en mis sueños más remotos me imaginé que regresaría a ese país tan solo dos meses después de esas vacaciones y con un trabajo.
Lo del trabajo fue una cosa más bien casual. Una gran amiga mía, Carolina Landsberger, también exalumna UDD, estaba trabajando en Estados Unidos. Ella fue mi primera jefa, cuando hice mi primera práctica profesional en la UDD, en Conce, y nos llevamos súper bien. Terminamos volviéndonos amigas. Caro me comentó que había visto un anuncio de que se había abierto una posición de consultoría en el BID en Estados Unidos y que tal vez me podría interesar.
En ese tiempo, yo estaba trabajando en el Colegio Alemán de Concepción como encargada de comunicaciones. Me gustaba el trabajo, porque me permitía aportar desde mi área al colegio que me vio crecer y estaba aprendiendo mucho. También, estaba preparándome para ir a estudiar a Australia, porque me había llamado la atención un máster. Acababa de rendir el TOEFL y estaba averiguando qué papeles necesitaba para entrar a la universidad.
“Bueno, no pierdo nada con postular al trabajo”, pensé. Así que lo intenté. Dos semanas después me avisaron que había quedado y que me esperaban en Washington DC para comenzar a trabajar en octubre como asistente de producción de cursos online.
Al principio, no me lo podía creer. Trabajar en el extranjero siempre había sido uno de mis sueños; era como si todo se hubiera alineado para que esto ocurriera. Hoy, tres años después, sigo en ese mismo trabajo, solo que como coordinadora de producción.
Es muy interesante, porque consiste en producir cursos masivos abiertos en línea (“MOOC”, por su sigla en inglés) a partir de la experiencia que obtiene el BID asistiendo a países de América Latina y el Caribe en su camino hacia al desarrollo. Los MOOC están diseñados para que miles de estudiantes los cursen al mismo tiempo. Acceder al contenido es gratis y si quieres un certificado, tiene un costo de 25 dólares.
Hoy, me siento muy agradecida del BID por haberme otorgado esta oportunidad, pero también de todas las personas que me han ayudado en el camino: de mi familia, de mis buenos amigos, de mis colegas… de todos. Especialmente, de Caro y su familia, que me ayudaron mucho al principio para poder establecerme en DC.
Ha sido una experiencia increíble la de trabajar con personas que provienen de distintos países y culturas, y de darte cuenta de que eres capaz de vivir solo en el extranjero en un período largo de años; porque no es fácil. Uno aprende también a valorar más cosas de su país y, a la vez, a ser más crítico de otras. Es una experiencia que, con esfuerzo y trabajando duro, sí se puede lograr (no hay que rendirse) y que definitivamente recomiendo para crecer como profesional y, especialmente, como persona.