Columnista y analista político, Ascanio Cavallo fue el protagonista del conversatorio “Medios de comunicación y política”, moderado por Gonzalo Müller, director del Centro de Políticas Públicas, y Marcela Lorca, profesora de Ética de la Facultad de Comunicaciones
“Pertenezco a una escuela donde la opinión estaba prohibida. Como columnista empecé a escribir en el año ochenta y tanto en una revista. Es lo que se llamaba periodismo interpretativo y hacía un panorama de los que ocurría en el país”.
Con esta suerte de declaración sobre su experiencia como columnista, Ascanio Cavallo abrió los fuegos en el conversatorio “Medios de comunicación y política”, el que, moderado por Gonzalo Müller, director del Centro de Políticas Públicas, y Marcela Lorca, profesora de Ética de la Facultad de Comunicaciones, trató el rol del periodista en la construcción de la realidad.
Fue director de la revista Hoy y del diario La Época, y es autor y coautor de numerosas obras, entre las cuales se destacan La historia oculta del régimen militar, con Manuel Salazar y Oscar Sepúlveda, y La historia oculta de la transición, así como Comunicación estratégica, en coautoría con Eugenio Tironi.
La periodista Marcela Lorca comenzó preguntándole por la interpretación de la realidad en las columnas, para lo que seleccionó frases escritas por Cavallo en los medios: “No se puede confiar en Evo” y “la Nueva Mayoría es el resultado de poca inteligencia y ambición”.
-Esos casos las defendería como hechos -ironizó-.
-Müller: Pero el orden del relato tiene una mirada, esa pretensión de la objetividad que no existe pero que se parece cuando la subjetividad se vuelve compartida.
-La objetividad es poco operativa, no sirve mucho. En el periodismo es más bien un intento de acercarse, sin ideología, a los hechos. El periodismo intencionado es el peor, el periodismo con militancia. En mi caso, nunca me he sentido cerca de un partido. En dictadura me tocó estar en el lado del periodismo y de la libertad de expresión.
Marcela Lorca lo llevó a la actualidad y puso en la discusión el caso reciente de la publicación anónima del New York Times. “¿Te tocó alguna vez publicar una columna anónima?”, le preguntó.
-Hay una confusión. Lo primero es que no es anónimo, sino que no tiene firma. En ese caso, el medio se hace responsable de lo que está publicando, porque se entiende que es la línea del medio. En el caso del New York Times es ambiguo porque es una crónica más que una columna. El uso de fuentes no identificadas es una mala práctica pero es lo único que queda con regímenes antidemocráticos. Es el caso de Trump y es el caso de Pinochet. Mi libro “La historia oculta del régimen militar” tiene 200 entrevistas y ninguna cita, porque los autores nos hacemos cargo.
También se refirió a las fake news: “Me resulta más fiable lo que está en soportes tradicionales. Le creo más a la radio del 13 que a un medio que se llama ‘El gusanito’. Las fake news son el último grado del periodismo de intención. Es manipulación para influir en política y economía, algo al borde del delito», sostuvo Ascanio Cavallo.
-Hoy vivimos una paradoja: hay una crisis de los medios pero la gente demanda más información.
-Pero el periodismo sigue siendo muy necesario. La disciplina esencial del periodismo es jerarquizar, los periodistas trabajamos para ordenar el mundo, para darle legitimidad. Publicar lo que dijo Piñera es más importante que lo que dijo Germán Garmendia.