Christopher Murray, director de “El Cristo ciego”, conversó con los alumnos de Cine UDD en un nuevo Ciclo de Cine de nuestra carrera.
“El Cristo ciego” fue la segunda película exhibida en el Ciclo de Cine UDD. Y los estudiantes de nuestra carrera respondieron con una excelente asistencia para una película que compitió al lado de Wim Wenders y Terrence Malick en el último Festival de Venecia y fue considerada el “gran descubrimiento” de la muestra por el propio director del encuentro.
La producción aborda la experiencia de un mecánico que dice haber vivido una revelación divina en el desierto, una parábola que fue posible gracias a los testimonios de los mismos habitantes del desierto. Tras su exhibición, Antonella Estévez, profesora de nuestra carrera, abrió una interesante conversación con el director Christopher Murray, en la que participaron los estudiantes.
-¿Cómo fue el proceso de casting para una película que tiene un solo actor profesional y muchos personajes reales?
-El primer personaje que encontré fue el amigo de Michael, estaba en silla de ruedas en Huara, me pide plata y nos pusimos a conversar. Me contó que era de Copiapó y que se había arrancado de su casa. En el casting fue muy impresionante. Después de hacer la película se había sanado de su pierna y nadie sabe cómo. Lo que él cuenta es parte de su historia.
-¿Y eso cómo afecta lo que ya está escrito en el guión?
-Los procesos de escritura y casting los mezclo porque son un poco lo mismo. Mi idea era narrar la historia de un Cristo chileno. Y los personajes fueron apareciendo: el niño que lo acompaña y cuya mamá se llama María Magdalena, o el cuidador de la iglesia, a quien le dicen Barrabás. Eran señales y después de vivir una semana ahí, te das cuenta de quienes tienen ese magnetismo.
-¿Cómo lograste transmitir esa seguridad con estas personas que no son actores para que muestren sus vidas?
-Los planos abiertos eran con el equipo completo, pero los cerrados era de poca gente, sabíamos más o menos lo que iban a decir y teníamos que generar un espacio más íntimo. Se produjeron momentos muy catárticos y reveladores, fueron tomas únicas, a pesar de que soy bueno para repetir tomas, sólo lo hicimos con las que son más abiertas.
-Michael Silva, es un actor que además es evangélico. ¿Cuánto de eso está en la película?
-Michael fue la primera persona que entrevisté. Es evangélico y es del norte, de Antofagasta. Además tiene un manejo teológico muy potente, es un muy buen actor y no es tan conocido, por que eso hace que un personaje como éste no se vea tan real. Y tiene unos ojos impresionantes, casi nunca pestañea, además de estar dispuesto a recorrer esta aventura.
-La pregunta por la fe no es algo muy común en la sociedad actual ¿Por qué hacer una película sobre eso?
-La pregunta por la fe es profundamente política porque está enraizada con los deseos, con la búsqueda de compañía, no estar solo, que es parte de un contexto político muy actual. La película habla de la fe, pero muy vinculada a los relatos, los que se cruzan y me hace sentido con lo que el cine hace. Era una película de relatos, pero en el camino el protagonista pero se fue convirtiendo en un personaje silencioso. Al final, el personaje encuentra su sanación, que es encontrarse con el otro.