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Discurso de titulación de Periodismo UDD

Señor Rector, señor Vicerrector, señora Decana y directores de las carreras de Cine y Periodismo. Queridos Compañeros:

Me encuentro hoy, aquí, como una joven que al igual que ustedes, mis queridos compañeros de generación, estamos en la última etapa de aquello por lo que tanto soñamos y luchamos.

Voy a citar a un gran autor, el italiano José Ingenieros, quien vierte con su pluma valiosos pensamientos acerca del momento que vivimos: la juventud.

“Juventud es valor, Fe en la victoria.
Es ver la vida y la muerte de igual modo.
Juventud es amar, soñar la gloria.
No tener nada y entregarlo todo.

Juventud es presente y es mañana.

Es el vibrante ta-lán de la campana.

Porque ella es la que debe formidable
alzar sobre los aires los vestigios.
La santa juventud que es responsable
del día de hoy y los futuros siglos.

Sí, la juventud que es estandarte
de todas las conquistas amorosas.
La que coloca con amor, el arte,
sobre los hombres y sobre las cosas.

Juventud es saber que en este mundo
eternamente todo se transforma.
Es saber que en las horas de pelea
mueren los hombres, nunca las ideas”.

 

Como se plasma en estas palabras, somos jóvenes y pareciera que fue ayer cuando entramos por la puerta de la Universidad con el corazón lleno de ilusiones y esperanza; eso sí, con algo de temor y nerviosismo, pensando en el gran desafío que se nos venía por delante.

Muchos de los que estamos hoy acá, dejamos nuestro hogar; viajamos desde otras ciudades y renunciamos a vivir con nuestros padres y hermanos por cumplir una meta. Otros, desde acá también, nos esforzábamos por aprender cada día. Todos, sin embargo, contando con el apoyo incondicional de nuestros padres. Ustedes (mirándolos) vivieron cada uno de nuestros desafíos, elevaban sus oraciones a la distancia, nos acompañaban en nuestros desvelos y nos instaban a alcanzar nuestros sueños. A ustedes, hoy y siempre, nuestros agradecimientos y gran amor.

A lo largo de estos años sentimos también la compañía de quienes nos iban formando profesionalmente, de los profesores de nuestra casa de estudio, que nos enseñaron desde hacer un párrafo y tomar una cámara hasta denunciar profundos temas de investigación. A ellos vayan nuestros agradecimientos.

Qué alegría y emoción se siente al haber cumplido con nuestro anhelo: conseguir un título profesional para poder trabajar y realizarnos en el periodismo. Pero no estudiamos sólo actualidad, teorías de la comunicación o técnicas para hacer una buena entrevista. Aprendimos, también a ser mejores personas, mejores amigas y amigos, más maduros y, por supuesto, más grandes.

Queridos compañeros, tenemos que seguir luchando por nuestros ideales, tenemos que continuar creciendo en nuestra profesión. Ahora es nuestro turno, pues nos toca demostrar todo lo que aprendimos y llevarlo a la práctica.

Vendrán días buenos y otros no tanto. Momentos en que daremos el golpe periodístico y otros en que las fuentes nos cerrarán las puertas infinitas veces, pero no debemos bajar los brazos ni rendirnos. Aquí aprendimos a ser autónomos, independientes, a resolver problemas, a apoyarnos en las buenas y en las malas.

No nos queda más, entonces, que seguir con la frente en alto por la senda que la vida nos ha preparado y en esos momentos de debilidad o de angustia, busquémonos y acompañémonos. Al final, nuestros buenos años de juventud, los vivimos acá. Compartimos muchísimos momentos alegres y divertidos. No perdamos esa chispa y optimismo tan característicos de nosotros.

Gracias, nuevamente, a nuestros padres, profesores y directivos, por habernos dado la oportunidad de haber llegado a esta etapa fundamental en nuestras vidas.

Que Dios Creador haga cada día más fecundo este caudal que hemos recibido y, sea su luz la que nos guíe por el mejor sendero de la vida: hacer el bien en esta sociedad tan necesitada de nuestras mejores acciones. No olvidemos, lo que dijo el poeta José Ingenieros: juventud es saber que en las horas de pelea mueren los hombres, nunca las ideas.

Hasta siempre.