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El comienzo de un viaje inolvidable

bitacora

Era la primera vez que viajaba a Estados Unidos (EE.UU), estaba algo ansioso por reportear y ver qué tan embellecedor es este país. A la vez, no podía sacar de mi mente dos hechos que ocurrieron al unísono, Primero, mi familia, cuando nos despedimos en la UDD antes que el bus nos pasara a dejar al aeropuerto Arturo Merino Benítez. El otro pensamiento tenía relación con mi profesora Myriam Ruiz. Ella me hizo clases en Taller de Medios I, y esperaba que volviera a enseñarme nuevas cosas sobre el periodismo, pero el destino tenía preparado algo totalmente diferente, ya que ella no pudo viajar por problemas de salud. Obviamente, la noticia nos afectó a todos, debido a que es una persona muy querida para la Facultad de Comunicaciones y para quienes la conocemos.

Llegamos a las 18:52 has. a dicha base aérea. La Maca, una compañera del viaje, tenía una pesa portátil que indicaba que mi maleta pesaba “67 kilos”. Tuve algo de miedo en tener que botar algunas de mis pertenencias, pero por suerte su máquina medía en libras y no en kilogramos. Me salvé -pensé-. Quienes lean esto, les daré un dato: para los viajes a EE.UU ambas maletas deben pesar máximo 46 kilos. Adentro, el dólar estaba más valorizado (619 pesos), últimamente esta divisa ha aumentado su valor por temas político-administrativos dentro del país y porque EE.UU está estabilizándose.

Nuestro viaje partió a las 22:35 hrs. En el entretiempo conocí mejor a mi grupo de trabajo y a unos compañeros de carrera de la sede en Concepción. Para “romper el hielo” les dije que mis amigos me dicen “Zeus”, creo que les gustó el sobrenombre y así comenzamos a entablar la conversación. En Policía Internacional, me llamó la atención dos cosas: adentro hacía muchísimo calor. Y la otra, que el detective que revisó mi pasaporte escuchaba November Rain, de Gun N’ Roses.

Cuando nos llamaron a embarcar, tuvimos que volver a abrir los bolsos, eso fue novedoso y algo molesto para todos. En el interior del aeronave, nos percatamos que estábamos en la parte “semi vip”, por lo que la UDD y la empresa, escogieron buenos asientos. Nuestro vuelo duraba diez horas, llegando a Nueva York (NY) a las 07:30 AM.

Antes de ingresar al país, unos compañeros decían que los policías de EE.UU revisan “hasta los calcetines”; por suerte, no lo hicieron con nosotros, quizás porque estamos en grupo y con nuestro cortaviento rojo de la universidad, que nos identificaba como estudiantes. Nuestro bus llegó a las 10:36 AM y se encontraba bien equipado, tenía wifi, y hasta “baila” (estaba programado para dar saltos). Antonio, el conductor, es un colombiano muy simpático con nosotros. Él nos mostró la ciudad, primero en Queens, después en Manhattan relataba las historias de cada calle, tiendas, edificios principales de New York; por ejemplo, que en la 5ta Avenida se encuentran las tiendas de los diseñadores más famosos del mundo. Al mismo tiempo, estábamos preparándonos para ir al Museo de la Inmigración, donde cada grupo tendría que realizar sus respectivos trabajos. Mientras tanto, Antonio, nos llevaba a la Isla de la Libertad, para sacarnos una foto con la Estatua de la Libertad.

En el interior del bus, yo escribía esta bitácora. No me percaté que llegábamos donde el barco que nos llevaría a ver a la Miss Liberty. Fue muy entretenido compartir con la profesora y mis compañeros, quienes para entonces, ya eran mis amigos. En La isla de la Libertad, almorzamos, compramos algunos souvenirs y nos sacamos una que otra selfie. Después nos dirigimos a la Isla Ellis, un pequeño islote donde se encuentra el Museo de la Inmigración. Es ahí cuando comenzó el trabajo, buscando información sobre las migraciones de chilenos a Estados Unidos, en diferentes periodos de la historia hasta la actualidad.

Posteriormente nos dieron la tarde libre en Nueva York, para juntarnos a las 20:00 has. en el mítico Toro de Wall Street. Tuvimos alrededor de tres horas libres para conocer la ciudad, donde caminar por ella literalmente es inefable a lo conocido en Santiago. Éste es uno de los centros mundiales de los diferentes Poderes globales (Soft and Hard Power). El bus llegó cerca de las 21:00 hrs. Éste era fantástico para colocar música y bailar con sus juego de luces. El ambiente jovial dentro del vehículo creó una atmósfera atrayente para todo aquel que se dejara enamorar por las maravillas de Nueva York. Al anochecer, por fin llegamos al hotel.

Alexander Acunis

Periodismo UDD