Actor Diego Ruiz presentó su su primera película con lujo de detalles en el Ciclo de Cine Chileno de Cine UDD.
El origen de Iglú está en el teatro. La película nació sobre un escenario del “Festival de Dramaturgia Europea”, luego que Diego Ruiz protagonizara la obra “Correr con Fuego” (Feuerlaufen), de la alemana Ulrike Freising, Ruiz quedó con la idea de llevar a cabo esta historia en un formato audiovisual, tomando la relación de terapia-amistad de sus personajes, Daniel y Paula, para tocar temas de depresión e identidad sexual.
La cinta se centra en Daniel (25), un ex fármaco-dependiente marcado por las infidelidades de Marco (54), su carismática pareja interpretada por Alejandro Goic, y la particular relación que ha entablado con su vecina, la terapeuta Paula (45), papel que repite, como en la obra, Alessandra Guerzoni.
La cinta hizo su premiere mundial el 20 de julio de 2013 en la 31° versión del Festival Internacional Outfest, en Los Ángeles, Estados Unidos, donde Ruiz obtuvo el premio especial del jurado por “Talento Emergente”.
Luego de exhibirse en el Ciclo de Cine Chileno de Cine UDD –que continúa con El verano de los peces voladores (2013), el martes 3 de junio-, el actor conversó con Antonella Estévez y respondió las preguntas de los estudiantes.
-¿Cuál fue la urgencia de realizar esta película?
-Hasta hace unos años existía el Festival de Dramaturgia Europea, con grandes directores y uno como estudiante se la jugaba por estar ahi.
Me inspiro el personaje principal, un fármacodependiente, con su madre muerta y abandonado su novio mayor. Dije «este personaje debe estar en el cine». Lo quería actuar pero ningún director quiso tomar las riendas. Así que la hice yo.
-¿Qué aprendiste en el camino?
-Aprendí demasiado, Fue como hacer una carrera universitaria en poco tiempo. Fue lo menos ortodoxo del mundo, no consultamos con nadie el guión, había tal ingenuidad e ignorancia, que en un mes lo teníamos listo y dije vamos. Confié mucho en mi hermano (Gonzalo Ruiz, ex alumno de Cine UDD), y en los amigos que nos ayudaron. La película me costó $ 4 millones. Le ha ido bien afuera, su precio es de 40 mil dólares.
-Claro, no es muy ortodoxo trabajar con profesionales que no cobren.
-Los actores son mis amigos, y ellos involucraron a otros. Pedimos mucha ayuda a las universidades, para que nos prestaran equipos y gente, que de esa forma cumplía con horas de práctica, para las pegas de continuidad, sonido, logger, etc.
-¿Qué te gustaría haber sabido?
-Alguien que me hubiese dicho «no podí salir a filmar sin un guión». Alguien que me dijera «este guión está mal». Monté la película en un mes y era como 11 cortometrajes pegados. Todo mal. Pensé ¿Cómo le respondo a las personas que confiaron en mí? Vino un proceso de 7 meses en que reconstruimos todo con Shawn Garry (productor y guionista). Mis productores confiaron y empezamos a generar una nueva historia. No tenía a la actriz, no tenía a Alejandro Goic, estaba yo pero no me podía teñir el pelo. Lo que más le agradezco a la película es que a puro error aprendí.
-¿Para qué hacer cine?
-Nunca pensé que Iglú iba a llegar al cine. Pensaba que terminada, iba a hacer un asado en mi casa para celebrar y la iban a ver mis amigos. ¿Para qué hacer cine? en realidad por qué hacer esta película. Estaba cesante ese semestre y necesitaba hacer algo. Tenía ambiciones actorales y en los últimos años, el participar en cine e ir a festivales, me creó una sinergía para desarrollarme como director.
-Como actor, ¿qué elementos tenías a disposición?
-Creo harto en la actuación por imágenes, hace que gane el texto. Por mucho que digan que la tele y el cine son distintos, no lo son tanto. Siempre ocupan los mismos métodos, hablar con imágenes. Confío mucho en los actores, se que hacen la pega.
-¿Cómo te dirigiste?
-Tuve la suerte de que mi productor (Shawn Garry) es director, entonces se involucró en la historia y pasó a ser el guionista de la nueva película. No podía terminar la escena e ir a mirar. No me dirigiría de nuevo. confiaban en mi hermano, en las personas que estaban a cargo mientras actuaba.
-Confiar en los roles es el sacrificio más potente. ¿Cuál es tu ideal?
-Claro, uno ve muchas cosas. La situación ideal es que el jefe de producción sea un capo, que logre mantener todo bajo control y transmita seguridad al equipo. Eliminé el «yo que tú», los roles se deben respetar y hacerlo de la mejor manera posible. Sin opiniones.
-Has hecho muchas película como actor, ¿cómo es el trato que debe existir entre director y actores?
-Lo que mata a los actores es que los humillen en el set. Hay que tratarlos con guantes de seda, porque al final son la cara de tu historia. Si los maltratas y no los tomas como ser humano, los pierdes o lo no te dan la escena, independiente de que lo estén haciendo bien o mal. Necesitan la delicadeza de que les digan que lo hicieron bien, si así fue.
-¿Cómo te relacionas con las críticas?
-Puedo hablar desde mi experiencia personal y no las pesco ni las leo. Si te critican bien o mal, es bueno, lo malo es que no te pesquen; ahí tienes que preocuparte. Una vez en el teatro un crítico me dijo «dedíquese a otra cosa» y dos años después escribió «la joven promesa del teatro chileno». Hay que tener cuero de chancho.
FOTOS: VALENTINO SALDÍVAR