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La chupilca del diablo dejó buen sabor en el paladar de la prensa

El largometraje de egreso 2011 tuvo su apronte con la crítica antes de su estreno en salas el 14 de noviembre.

Para quienes no la conocen, La chupilca del diablo narra la historia de Eladio (Jaime Vadell), un hombre mayor, solitario y huraño, quien amenazado por la modernidad que pretende acabar con su negocio de aguardiente, ve en su nieto (Camilo Carmona) la posibilidad de intentar salvar su fábrica y de paso reencontrarse con su familia.

Esa historia se exhibió la semana pasada para la prensa especializada y la verdad es que los periodistas estuvieron lejos de hacer arcadas con la película dirigida por Ignacio Rodríguez.

Por el contrario, en la sala Radical sólo se escucharon aplausos, felicitaciones y buenos comentarios (sobre todo en relación a la dirección, actuaciones, fotografía y arte). Y varias preguntas, que Ignacio, junto a Tomás Arriagada (productor) y Jaime Vadell (protagonista), respondieron sin trepidar.

-Jaime, siendo usted uno d ellos grandes actores chilenos, qué lo motivó a actuar en una película de estudiantes. ¿Por qué confió?

-Me gustó el guión, luego los conocí y me parecieron gente seria. Y la tincada nomás. A pesar de que se dice en todos lados que los jóvenes no entienden lo que leen, yo creo que las nuevas generaciones vienen más maduras que las antiguas.

-Ignacio ¿Cómo fue el proceso de hacer una película entre estudiantes?

-Sí, fue el primer largo después de venir haciendo varios cortos. Fue una locura. Fuimos probando elementos, estilos, personajes, qué nos servía del guión, qué de la escena. fue un proceso en que Jaime siempre nos acompañó y aportó.

-Hay algunos personajes que no son actores ¿Cómo fue ese trabajo?

-A ellos se les pasó un guión simple, la idea era que no falsificar lo que son naturalmente, tampoco los lugares, las calles, los negocios de barrio, todo ese mundo antiguo que tiene un valor propio, nostálgico. Si no es por el ruido de las inmobiliarias no te das cuenta que es Santiago en 2012.

-Ésta es una película premiada en Valdivia, Toulouse y Pesaro. Ahora bajan a Grecia. ¿Así como los chilenos rescatamos ese mundo que la modernidad quiere arrasar junto al protagonista, cuál es la lectura se hace en Europa?

-También identifican esta sociedad que se ve amenazada, que va rápido, pero sobre todo un personaje que es reticente a reconocerse a sí mismo, cómo es presionado pero el sigue insistiendo en su mundo.