Después de haber dormido como por 15 horas seguidas, aquí va mi experiencia de Walter School…..
Pasar un fin de semana trabajando en la agencia J. Walter Thompson fue una experiencia increíble en varios sentidos.
Primero, simplemente llegar a la agencia fue una sorpresa. Yo, por lo menos, me esperaba un piso en un edificio moderno. En vez de eso, nos encontramos con una casa antigua preciosa en un barrio residencial de Providencia con jardín y todo. Era de esas casas con techos altos, chimeneas enormes y puertas dobles de madera por todos lados.
Tal vez fue este ambiente medio ‘anti-agencia’ el que hizo que la experiencia fuera tan cómoda.
Por primera vez sentí que podíamos hablar casi de igual a igual con los profesores que nos venían a ayudar; la mayoría se sentían como parte de nuestra ‘agencia,’ o sea, les podíamos discutir abiertamente y «pinponear» ideas mucho más efectivamente que en cualquier otra ocasión dentro de la universidad.
Pero esta especie de actitud profesional que se fue desarrollando, también hizo que la presión por hacer bien el trabajo creciera; y ahí fue cuando sentimos que trabajar por 24 horas seguidas no era suficiente para crear la propuesta que realmente queríamos presentar. Es entonces cuando uno siente esa presión de la que siempre nos hablan en la universidad los profesores, pero que nunca la habíamos sentido nosotros mismos a tal nivel. No es una sensación agradable, pero al mismo tiempo nos motivó a seguir con más fuerzas.
Finalmente, cuando nos evaluaron los pesos pesados de la agencia JWT es cuando más real se sintió la experiencia.
Es el momento en que llegamos a querer y a creer totalmente en nuestra propuesta, y así mismo queríamos que el cliente la quisiera también; y es por esto que la defendimos al máximo.
Yo no presenté el proyecto, así que no puedo describir lo que tiene que haber sido el momento más terrorífico del fin de semana para nuestros compañeros de agencia. Sin embargo, en un minuto me atreví a defender nuestra presentación (fue terrible cuando todas las cabezas se dieron vuelta a mirarme a MI), y la verdad es que me sentí capaz. Sentí que tenía que hacer que vieran lo bueno que era nuestro hallazgo y concepto y que dejaran de enfocarse en los errores porque realmente me gustaba nuestra idea y necesitaba que a ellos también les gustara.
Sí, obviamente tuvimos que haber cometido errores que para los profesionales son ridículos, y realmente siento que todavía nos falta demasiado para poder llegar al nivel que vimos en JWT, pero al mismo tiempo, sentí que no es imposible llegar ahí.
Sentí que vamos bien encaminados y si alguna vez tuve dudas sobre mis habilidades para llegar a Publicista, creo que gracias a la experiencia Walter School, esas dudas ya no volverán a existir.