Año 1988. Melo, Uruguay, una pequeña ciudad ubicada en la frontera con Brasil, espera la visita del papa Juan Pablo II. Se empieza a hablar de cifras y algunas fuentes bien informadas hablan de 50.000 visitantes.

Llenos de entusiasmo, más que la bendición divina, esperan conseguir una pequeña parte de felicidad material. Los habitantes, pobres en su mayoría, saben lo que significa: 50.000 peregrinos querrán comer, beber, querrán comprar banderas de papel, recuerdos, medallas conmemorativas y evacuar sus desechos.

Dirigida por Enrique Fernández, El baño del papa (2007) se convirtió en un fenómeno del cine uruguayo, que empezaba a hacerse visible en Europa y Estados Unidos gracias a Whisky (2004), otra película hecha a pulso y con una excelente historia.

Beto es el protagonista de la cinta. Se trata de un contrabandista de poca monta, que está convencido de haber dado con el mejor negocio de todos: “el baño del Papa”, donde miles de peregrinos podrán aliviarse.

Pero antes de poder construir el retrete, Beto se mete en un lío. Llega casi a agotar la paciencia de su estoica y siempre optimista esposa Carmen y decepciona a Silvia, su hija adolescente, que sueña con trabajar en los medios de comunicación.

Debe incrementar sus arriesgados y duros viajes al otro lado de la frontera. Deja de lado su gran sueño: comprarse un velomotor. Incluso pierde su bien más querido, su bicicleta, con tal de hacerse con la clave de su templo de residuos y riqueza: la taza del inodoro. Pero está decidido a llegar a tiempo para el acontecimiento divino.

PREMIOS

Premio del jurado en la Muestra de Cine de São Paulo de 2007.

Premio Horizontes Latinos en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián 2007.

Presentación en el Festival de Cannes 2007 en la sección Un certain regard.

Premio al mejor guión en el 33 Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, España.

Premio Glauber Rocha 29 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, La Habana.

Mejor Opera Prima Festival de Guadalajara, Mexico 2008.