Señor director:

Raúl Ruiz, el más grande de los cineastas chilenos, murió. Tempranamente para el promedio de la población, mas no para un hombre que vivió tan apasionadamente el cine. Deja un legado muy potente y diverso. El de un hombre de mundo, con un pensamiento sin fronteras, cuya genialidad le permitió construir una carrera brillante y prolífica en la elite de la cinematografía europea.

Al revisar sus películas, uno comprende que lo que tiene enfrente es mucho más que un cineasta, es un poeta del lenguaje cinematográfico. Durante su trayectoria propuso una mirada inteligente y empujó las fronteras de lo cinematográfico para crear filmes sofisticados, pero siempre desde un lugar muy chileno.

Incluso, siendo exiliado en Francia, su imaginario reflejó profundamente nuestra identidad. Está en las preguntas que se hace, en sus personajes, en sus intuiciones y remembranzas.

En los últimos años vino asiduamente al país. Ese reencuentro quedó registrado en filmes, telefilmes y series que abordaron la chilenidad en su expresión más desbordante; puso otra vez la provincia en el centro de la identidad nacional.

Ruiz ubicó al cine chileno en un sitial altísimo en el mundo y su legado, el de un cineasta que vivió su oficio desde la indagación profunda y la poesía, perdurará en sus películas.

Marcelo Ferrari

Director de la Escuela de Cine Universidad del Desarrollo

FUENTE: LA TERCERA