En el encuentro, realizado en Brasil, 45 jóvenes latinoamericanos presentaron sus peticiones a la Unesco.
Para Víctor Montero -alumno de primer año- la experiencia fue ‘tremenda’. Junto a un grupo de jóvenes de Argentina, Brasil, Paraguay y Chile, participó en la trigésima cuarta versión del Comité de Patrimonio Cultural de la Unesco.
El motivo del encuentro, que se realiza todos los años, es tratar temas como los nuevos espacios o ciudades que postulan a ser Patrimonio Natural y/o Cultural. Paralelo al Comité se forma el Foro Juvenil, donde jóvenes de distintos países se reúnen para dar su visión del tema.
¿Cómo se gestó la posibilidad de participar en el foro?
A través de un amigo de Brasil, que conocí en una viaje de estudios patrocinado por el Mercosur y que hice cuando estaba en el colegio. Un día entré a Facebook y veo que me invita a postular al foro así que de inmediato envié un proyecto que relaciona fotografía, participación ciudadana y conciencia del patrimonio.
¿Cómo fue la experiencia de estar en un lugar así?
Fue tremenda porque aprendí mucho. En Argentina (otro de los países visitados), estuve en las ruinas jesuíticas de San Ignacio, donde di pasos al pasado. Fue un viaje de conocimiento y de conciencia de la importancia de estos lugares. En Goiás conocimos la cultura africana y en Brasilia la modernidad de una ciudad de tan sólo 50 años.
¿Qué actividades realizaron?
Reuniones para redactar y enlazar nuestras ideas en la carta que dimos a conocer en la apertura del Comité del Patrimonio Cultural, en Brasilia. Esta carta contiene nuestra visión y preocupaciones como jóvenes. También hicimos talleres de televisión y fotografía, y realizamos caminatas, visitas a museos y charlas.
¿Qué fue lo que más te impactó del viaje?
Que en lugares tan bellos como las Cataratas de Iguazú, desliguen a los propios guaraníes de sus tierras, a causa del turismo en exceso. Nos sumergimos en el pasado para darnos cuenta de los problemas de hoy.
¿Recomendarías la experiencia a otros jóvenes?
Totalmente, porque hay un intercambio de conocimientos y experiencias con jóvenes de distintos puntos del planeta. Se fortalece el espíritu de aventura y de inmersión en la propia historia del ser humano y vuelves con una visión diferente del mundo.