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Cristina Silva en BiobioChile: El apagón de la chispa del lenguaje

La IA nos está llevando a un lenguaje más uniforme y predecible, eliminando las rarezas y excentricidades que le dan brillo a un texto.

De acuerdo a un artículo del informativo estadounidense The Morning Brew, estudios han descubierto que no solo la inteligencia artificial está aprendiendo del contenido generado por humanos, sino que también está influyendo en cómo escribimos y hablamos, homogeneizando nuestro estilo y vocabulario.

Palabras que abundan en textos generados por inteligencia artificial, como “profundizar”, “meticuloso” y “experto”, se han apoderado del léxico humano tanto en la comunicación escrita como oral.

Por ejemplo, lingüistas del Instituto Max Planck en Alemania descubrieron que, tras el lanzamiento de ChatGPT, los youtubers académicos comenzaron a usar con un 51% más de frecuencia las palabras preferidas por los chatbots de inteligencia artificial. La hipótesis es que leer trabajos académicos generados por ChatGPT podría estar dejando una huella en sus patrones de habla.

La sentencia del informativo estadounidense es clara: “Si bien la tecnología siempre ha influido en la forma en que escribimos y hablamos (grx, teléfonos), esta es la primera vez en la historia que las máquinas están dictando directamente el estilo de comunicación. Así que hay que profundizar en lo que implica que la inteligencia artificial se haya convertido en una fuerza lingüística, y lo que eso anuncia para nuestra expresión oral y escrita”.

Emily Bender, académica estadounidense y directora del Laboratorio de Lingüística Computacional de la Universidad de Washington, postula que incluso quienes no usan inteligencia artificial pueden terminar repitiendo lo que esta produce. Según consigna The Morning Brew, Bender plantea que la abundancia del texto sintético online y su uso en comunicaciones de correo electrónico hace imposible esquivar la influencia de la tecnología. No hay que olvidar que las herramientas de IA están integradas a software que va desde procesadores de texto a aplicaciones de mensajería.

Y no solo eso. La IA nos está llevando a un lenguaje más uniforme y predecible, eliminando las rarezas y excentricidades que le dan brillo a un texto. Lingüistas advierten que esto podría llevar a que la escritura sea menos efectiva, ya que los textos saturados de clichés y palabras de moda tienen menos probabilidades de captar y mantener la atención del lector.

La paradoja es que seríamos menos efectivos pero más locuaces, ya que existen indicios de que esto se debería a que los chatbots tienden a preferir la prosa más floreada.

Otro tema al que merece ponerle atención es la existencia de investigaciones que indican que la comunicación asistida por IA puede influir en cómo percibimos la comunicación de los demás. Por ejemplo, cuando se comenzaron a utilizar respuestas inteligentes en chats de trabajo la confianza a menudo mejoró, ya que la IA tiende a utilizar un lenguaje emocionalmente más positivo. Sin embargo, si la gente sospechaba que sus colegas estaban mandando mensajes generados por IA, tendían a percibir al emisario como menos colaborativo y más exigente, lo que plantea la posibilidad de que el uso de la IA pueda socavar las relaciones interpersonales.

¿Y qué pasa entre jóvenes chilenos?

Hicimos el ejercicio de preguntar a estudiantes y profesionales de entre 16 y 28 años sobre su uso de la IA a la hora de producir texto.

Un contundente 71% se identifica con la afirmación: “Uso IA para escribir, pero edito los textos para incorporar mi sello personal”. Y un no despreciable 19% adhiere a: “No uso IA para escribir porque me gusta ser el autor de mis textos”. El resto se distribuye de manera bastante equitativa entre quienes usan IA sin hacer ningún tipo de ajuste a sus textos, quienes no usan IA porque les gusta ser el autor de sus textos y quienes no la usan por otro motivo.

Lo anterior pareciera indicar que todavía hay esperanza en la cruzada por mantener la diversidad estilística y la riqueza expresiva. De ahí la importancia de enseñar sobre la voz propia y el estilo personal, de explorar los límites de la IA y de premiar la originalidad en evaluaciones y proyectos.

En este punto es pertinente recordar un comentario del experto en IA Rodrigo Rojo, en el contexto de un reciente encuentro de postgrado de la Universidad del Desarrollo: “Todas las herramientas de IA necesitan que uno parta. Nosotros tenemos la capacidad de agencia…La clave es usar el conocimiento de la IA a favor nuestro”.

Si tenemos en mente que a la hora de trabajar con IA nosotros damos el puntapié inicial, que podemos personalizar el contenido y que siempre seremos los responsables del resultado, todavía hay esperanza de que la chispa del lenguaje al menos sobreviva.