La confianza también es importante para el mundo de la empresa. A través de la generación de lazos con sus principales stakeholders y trabajando desde su propósito, pueden rendir cuentas y mostrar avances en sostenibilidad, aspirando a ser su mejor versión.
La alerta está encendida. Según constata el estudio ICREO Opinión Pública 2023, elaborado por Almabrands y presentado en la Universidad del Desarrollo, la confianza nacional hacia empresas e instituciones se encuentra estancada. Transparencia, responsabilidad, empatía, respaldo y cercanía fueron las dimensiones que se observaron en 350 marcas. Si hubiesen sido alumnos rindiendo un examen, la mayoría hubiese reprobado o, bien, estarían apenas pasando de curso. Sin embargo, hay excepciones notables.
Llama la atención el aumento en la confianza hacia las FF.AA., de Orden y Seguridad Pública, de un 3,7 el 2022 a 4,1 este año. Carabineros, por ejemplo, entre las 5 marcas que más crecen en confianza, muy en línea con el 85% de chilenos que manifiesta que la inseguridad en Chile ha aumentado en los últimos 12 meses (Ipsos). Hay también importantes referentes que mejoran: la tecnología y el deporte, el fortalecimiento de servicios básicos, el valor de la movilidad como fuente de servicio y de trabajo y la relevancia de las redes de salud. Muy en sintonía con el escenario global pospandemia: la volatilidad se instaló y las demandas ciudadanas sintonizan hoy con temas sociales como salud y calidad de vida.
¿Y por qué medir la confianza? Porque en ella podemos encontrar un buen resguardo para el funcionamiento saludable de una sociedad democrática, legítima y estable. Cuando las personas confían en las instituciones, están más dispuestas a respetar las reglas del juego. Esto contribuye a la validación del sistema y se adhiere a él naturalmente. La confianza a su vez nos aleja de la desconfianza, lo que nos aísla y desconecta.
Es relevante también medir la confianza, ya que sirve de antídoto ante la apatía: promueve mayor involucramiento de los ciudadanos en la dinámica democrática o en voluntariado social. Es por eso que preocupan los recientes acontecimientos en Chile que han dañado la fe pública en instituciones tan valiosas como las fundaciones. Es importante confiar en ellas y aislar los casos específicos donde pudiese haber corrupción. El estudio muestra claramente que no son las instituciones, sino que las personas quienes generan desconfianza, por lo que Códigos de Éticas, DD.HH. e instancias de control de malas prácticas son necesarias.
La confianza también es importante para el mundo de la empresa. A través de la generación de lazos con sus principales stakeholders y trabajando desde su propósito, pueden rendir cuentas y mostrar avances en sostenibilidad, aspirando a ser su mejor versión. Su rol de liderazgo ha crecido sostenidamente en el tiempo y se espera más de ellas en temas de interés social, en honestidad y transparencia. No es suficiente hacer las cosas bien, el estándar exige más. Es necesario comunicar con un relato efectivo y respaldado en evidencia que sume a su gestión la coherencia. La comunicación aparece entonces como un habilitador efectivo para conectar: hace evidente lo implícito, permite acercar posiciones y avanzar en la construcción de objetivos. Genera relaciones de simetría de poder y mayor horizontalidad.
Más allá del estancamiento general de la confianza, se abre un espacio para abordar el gran desafío para seguir avanzando en un entorno incierto que se impone con fuerza y urgencia. Reimpulsar la construcción de confianza es sin duda una convicción compartida. Confiemos en eso.
Isabel Álvarez, Directora Diplomado en Comunicación Estratégica y Sostenibilidad, Facultad de Comunicaciones UDD.