Director del nuevo largometraje de egreso, Paolo Pesce, habla de las motivaciones para crear una película existencialista e inspirada en distintos géneros cinematográficos.
El mundo de Dagoberto (Nicolás Zárate) se reduce a la casa de su madre, Sonia (Solange Lackington). Se trata de un voyerista desadaptado que no se atreve a tener contacto con otras personas, sino que las espía para aprender a ser normal. Una infestación de cucarachas lleva a su barrio a una fumigadora, Sibila (Manuela Oyarzún), quien también es una persona fuera de lo común y tiene un plan para acaparar el negocio de la exterminación de plagas. En el encuentro de estos dos “bichos raros” se incuba la trama del nuevo largometraje de egreso de Cine UDD.
Paolo Pesce, director de esta cinta aún sin título definido, habla de sus motivaciones: “Quiero plantear preguntas e interrogantes sobre la condición humana, acerca de cómo nos relacionamos con otros a partir de nuestra individualidad. Al mismo tiempo, la pandemia, el miedo a infectarse y la distancia social son cosas que están pasando en este momento y que nos sirvieron para reflexionar sobre los temas de la película, que son la compañía y la soledad”.
Junto a sus compañeros de quinto año, Paolo iniciará el rodaje del filme en menos de dos semanas. El desafío es crear una pieza alejada del modelo clásico de Hollywood y que, a sugerencia de sus profesores de Taller de Realización Elisa Eliash y Eduardo Villalobos, apueste por la experimentalidad cinematográfica.
“Los profesores nos han impulsado a buscar nuestra propia autoría y eso ha sido clave para hacer una cinta que juega con los géneros. Queremos expresar que hay formas diferentes de hacer cine, que se puede explorar más aún en los planos, colores y composición. Al final estamos haciendo una película de bichos raros, así que es coherente que reutilicemos recursos que han sido dejados de lado”, explica.
En ese sentido la película, un drama con toques de humor negro, estará filmada casi completamente en blanco y negro, tributando al universo hitchcockiano del suspenso y al film noir. Reforzando esa idea, los únicos planos que serán grabados de día son los interiores en una casa de Ñuñoa. Los exteriores, que incluyen una planta de tratamiento de agua, se harán de noche.
“Por el contexto en que estamos, con toque de queda, los interiores serán filmados de día, pero vamos a convertirlos en noche. Contamos con protocolos de sanitizacón, como no tener más de 10 personas en el set, sacar el monitor para descongestionar, usar overoles y escudos faciales. Nuestras expectativas son que, a pesar de este contexto, la película no pierda el espíritu que tenía originalmente”, concluye el director.