El cineasta Fernando Guzzoni conversó con casi una centena de estudiantes que vieron su película Carne de Perro en la UDD.
El mismo día que se estrenó en las salas de cine, la Universidad del Desarrollo programó la película Carne de Perro. Y los estudiantes respondieron llenando el auditorio.
La película narra una compleja semana en la vida de Alejandro (interpretado potentemente por Alejandro Goic), un hombre de 55 años de edad, solitario e impredecible que carga con la hostilidad de un pasado oscuro: fue agente de la CNI durante la dictadura.
Posterior a su exhibición, el director del filme, Fernando Guzzoni, conversó con la profesora Antonella Estévez y los estudiantes que llegaron en masa a este estreno nacional, ganador en la muestra de Nuevos Directores en el Festival de San Sebastián en España, entre otros premios.
Antonella: ¿El guión lo escribiste pensando en Alejandro Goic?
-Cuando pensé en la escritura no tenia el actor en la cabeza. Un día se me ocurrió Goic y todos me dijeron que no lo hiciera, no porque no confiaran en él sino porque no lo veían ahí. Antes había visto una entrevista suya en The Clinic donde hablaba que el triunfo espiritual de la dictadura era la desidia y el individualismo de los chilenos, y me gustó porque esta película habla mucho de eso.
-Goic es uno de los actores torturados durante la dictadura. ¿Cómo trabajaste como director, para darle un espíritu más humano al torturador?
-Fui empatando la historia del personaje con la de él. Uno puede tener problemas con sus hijos, con su esposa, en el trabajo, son cosas que nos pasan a todos, pero habían coincidencias increíbles entre el personaje y el actor. Alejandro no es evangélico pero por alguna razón estuvo tocando el pandero 9 meses en Gran Avenida. Escribí otras anotaciones que no tenía el guión, fue construir una tridimensión del personaje.
-¿Investigaste a muchos de estos personajes que antes fueron torturadores y hoy son taxistas, guardias, evangélicos?
-Tomé elementos de varios de ellos a la hora de escribir. Había ese denominador común de tener oficios como guardia, taxista, obrero. Un patrón de oficios donde se resguardaban, sin estigmatizar ninguno. No se trata del autor intelectual que es protegido por la institucionalidad, ésta es la historia del suche, del último eslabón de algo. Un hombre que es explotado como un autómata también es la historia de siete millones de chilenos.
Estudiante: Podemos escuchar que no hay música en la película ¿Es por un tema de producción o porque así lo querías? ¿por qué las elipsis no denotan tiempos claros? ¿el final es una redención del personaje?
-Lo primero es que los elementos técnicos están al servicio de una propuesta narrativa, no de una decisión económica. Me interesaba un sonido diegético, más documental. La película está hecha de pequeñas y grandes elipsis, es así para que el espectador se enfrente a construir la película. Para mí, el final (Alejandro entra a una comunidad evangélica) no es una redención, quizás para el personaje sí. Alejandro es una persona adoctrinada que necesita encontrar una estructura superior a la cual servir. Se convierte como en el pasado, en un agente, pero de la iglesia. Vuelve a encontrar su lugar.
Antonella: Uno intuye que Carne de perro será bien evaluada en festivales, como ya lo ha sido, ¿Qué es lo mas complejo de pasar de este espacio amable a estrenar en salas comerciales?
-Para los que hacemos cine de autor, los festivales son un nicho, una ventana. Si hiciera una película con placement no llegaría a ninguno. Pero desarrollar un cine de gusto del mundo festivalero puede ser peligroso. Los festivales son una burbuja, puedes pasar un año viajando, con un público ávido de ver cine y es maravilloso. En la sala, en cambio, te enfrentas a una persona que paga para entretenerse y si no le gusta se siente estafado. Nos ha enseñado a ver un tipo de cine, a medir el éxito con tickets y si entras en esa lógica es como pedir perdón por hacer cine de autor. Pero se está haciendo un trabajo por educar audiencias. No puede ser que todo sea rápido y furioso. Los franceses aman, ven, defienden y tienen un respeto por el cine local. Acá no. Hay que proteger las películas.
Antonella: ¿Qué esperas de Carne de perro?
-Que genere diálogo, conversaciones, discusiones, reflexiones sobre Chile, sobre lo que está pasando. No es una película que te entrega todo en bandeja. Es una película que se puede revisitar, no caducará como las cintas que pasan en los aviones.