El director Juan Pablo Ternicier y el actor Eduardo Paxeco contaron cómo y por qué se hizo la cinta del terremoto que ya han visto 150 mil personas.
Con mucha probabilidad «3:34, Terremoto en Chile» se pondrá la corona de «fenómeno comercial», que cada tantos años el arisco público chileno concede. La cinta que retrató en tiempo record la catástrofe del 27 de febrero de 2010, en apenas tres semanas ha convocado a más de 150 mil espectadores y aún no piensa salir de cartelera. Sin embargo, poco se sabe de su director, Juan Pablo Ternicier.
De eso y de otras vainas la periodista y profesora en cine UDD, Antonella Estévez, conversó con el cineasta y el actor Eduardo Paxeco, en un nuevo inicio del ciclo de charlas «El estado de las cosas» y al que asistieron más de 40 estudiantes, que pudieron apreciar una exclusividad: el making off de la cinta «3:34».
Antes de entrar en efectos especiales, locaciones reales, extras de sus propias tragedias y «contrabando de ideas y crítica social», como gusta contar a su director, sólo decir que Juan Pablo Ternicier (30) es Economista de la Universidad de Santiago, trabajó en el Banco Central, hasta que tuvo una crisis vocacional, llegó a una productora, hizo asistencia, dirigió publicidad y bebió unas cervezas en la Plaza Ñuñoa con Martín Rogers, quien se convirtió en el productor de una cinta facturada en tiempo record.
Antonella: ¿Cómo nace esta idea de hacer una película tan inmediata al terremoto?
Juan Pablo: Lo decidimos con Martín Rogers en un bar de la Plaza Ñuñoa en abril de 2010. Me dijo que hiciéramos la película, que él se dedicaba al financiamiento y yo a la realización. Luego apareció Cristián Zaldívar, uno de los últimos mecenas chilenos, y contacté a Mateo (Iribarren) para el guión. La preproducción duró un mes y medio, el rodaje un mes y el montaje dos meses y medio. Fue todo muy vertiginoso.
A: Por lo que vimos es probable que esta cinta sea la más cara de Chile ¿Cuánto costó «3:34»?
J.P.: Han existido producciones más caras. dicen que costó 1.4oo millones de pesos pero quizás fueron $ 400 millones, porque en ese cálculo se cuantifica también lo que se gestionó gratuitamente, como la utilización de un helicóptero de Carabineros. Lo que sí es raro es que se haya hecho en tan poco tiempo.
A: ¿Por qué tan apurado?
J:P.: Porque había que terminarla rápido. Había un pie forzado que era estrenarla a un año del terremoto -pero no el mismo 27 de febrero como dijeron- y a mí me gusta trabajar al límite.
A: ¿Cómo se trabaja en una película así, sabiendo que hay tantos deudos y personas que costará mucho que se recuperen de un hecho tan traumático?
Eduardo Paxeco: Uno intenta dar un discurso que sea un cierre de herida, pero cuando actuaba no pensaba en eso ni en el terremoto. Sin embargo, al final igual tienes la carga de filmar en Dichato, con extras reales que te cuentan lo que hicieron para salvarse del tsunami.
A: ¿Cómo se trabajó el guión?
J.P.: El terremoto es una buena excusa, un buen telón de fondo. En la película dura 2:40. Lo que importa es lo que provoca el terremoto. El argumento trata de dos días de estos personajes donde el terremoto marca un punto de giro que es transversal, y donde eso tan chileno que se muestra al principio es transformado apareciendo lo mejor y lo peor de la condición humana.
A: El teaser pone mucho énfasis en los efectos especiales, sin embargo estos no se comen a la película.
J.P.: Son efectos muy precisos y tienen que ver mucho con el sonido, con el ambiente. Podría haber sido una mega producción enfocada en los efectos especiales, pero sabíamos que eso le restaría verdad. La película debía ser verosímil porque si no crees eso, no puedes hacer el «contrabando»: queríamos hablar de Chile, del arribismo, de la cultura del «compro barato y vendo caro», como dice el personaje de Paxeco y que es lo que hace la mayoría de los empresarios de este país.
A: ¿Eres consciente de que tu película va a ser la imagen del terremoto por mucho tiempo, sobre todo para las generaciones que no lo vivieron?
J.P.:Por supuesto. Lo primero que nos propusimos fue fijar un patrimonio audiovisual. Eso obligó en el guión a filmar en el Edificio Alto Río, en Dichato y en la Cárcel de Chillán. Era necesario fijar un registro sin Amaro Gómez-Pablos hablando cabezas de pescado. Recuerdo el Toque de Queda y a Jacqueline Van Rysselberghe diciendo que una bala sólo costaba 300 pesos, para detener los saqueos. Queríamos incluir el toque de queda, para hablar también de lo peor de nuestra historia, la dictadura.
A: ¿Por qué no lo hicieron?
JP: Porque Mateo arrastraba el guión hacia un cine más comercial y yo hacia un lado más punky. Al final transé en eso.
Constanza Figari (alumna): Vi la película y me gustó bastante, pero igual enmarcaste las historias en tres clichés. ¿Cuál es el público objetivo de la película?
J.P.: La primera vez que la mostré, lo hice en la Embajada de Argentina, había mucha gente de diferentes países, por lo que era posible que no la comprendieran, pero al contrario, les gustó mucho porque las historias que se cuentan son universales. Es verdad que hay clichés pero la vida también los tiene.
A: ¿Qué pasa ahora con la película, sigue en cartelera, va a festivales?
J.P.: Sigue en cartelera y vamos a viajar a todo el mundo con ella, a recorrer el circuito internacional y los festivales. Esa es otra de las rarezas de esta película: primero se estrena en Chile y después sale al mundo.