Niles Atallah presentó su largometraje “Rey” en el Ciclo de Cine Chileno de Cine UDD y conversó luego con la profesora Antonella Estévez y los estudiantes que llegaron al Auditorio 114.
Siete años demoró Niles Atallah, cineasta chileno-estadounidense, en realizar su segundo largometraje: “Rey” (2017). La espera valió la pena porque el autor de los filmes “Lucía” (2010) y Luis (2008), obtuvo el premio Tigre del prestigioso Festival de Rotterdam en Holanda.
Ayer los estudiantes de nuestra universidad tuvieron la oportunidad de visionar su película, la que narra desde diferentes puntos de vista, la venida del abogado francés Orélie Antoine de Tounens a mediados del Siglo XIX, quien se proclamó rey de la Araucanía como forma de resistencia al ejército chileno, durante la época final de la Guerra de Arauco.
También tuvieron la posibilidad de conversar con Niles. Tras la exhibición el director entregó su visión cinematográfica en cada pregunta de la profesora Antonella Estévez y de los alumnos que llegaron al Auditorio 114.
-¿Cuál es la búsqueda que emprendes al hacer una película que podría llamarse experimental?
-Busque hacer una película que reflejara la forma en que vemos la realidad, en este caso lo autóctono. Eso tiene que ver con cómo yo lo veo, cómo lo vieron los colonizadores, cómo lo ve el público. Mientras menos sabes de un personaje, más fácil es retratarlo, pero eso no tiene mucho valor. Rey es el viaje hacia el interior del espíritu o el alma de un fantasma.
-¿Cómo tomaste la decisión de hacer escenas más representativas y otras más naturales?
-Estaban en el guión pero fueron cambiando bastante. El personaje iba a recordar su propia vida, pero mediante distintas capas de su propia mente, como esa capa onírica, más nocturna, de mago, por ejemplo. Hay que elegir, porque es un trabajo casi periodístico, pero en una película o un narrativa libre pueden cohabitar esas diferencias: es ver a través de un prisma que muestra diferentes visiones mientras lo mueves.
-Hay un tono surrealista muy marcado en “Rey” ¿Por qué?
-El surrealismo fue una fuente de inspiración, también el dadaísmo. No fue que quise hacer una película surrealista, no volví a leer a Breton. Pero sucede mucho en el cine en que hay códigos de realismo que una película debiera parecer real, ser verosímil, especialmente un película de época, que debería llevarnos ahí, ponernos en el campo de batalla, lo que responde a nuestra forma racional. El cine es una forma de soñar colectivamente, es una metáfora de estar dentro de la cabeza de alguien y sentir los sonidos de esa caverna, navegarla desde una parte del ser humano que tiene que ver con lo emocional.