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«Premios no público» elevó el debate del cine chileno

Juan de Dios Larraín, Julio Rojas, Matías Cardone, Carlos Núñez y René Naranjo discutieron sobre la calidad de nuestros autores y la poca convocatoria que tienen en salas. No hubo una sola respuesta.

El debate prometía y cumplió. En el Observatorio Lastarria estaban cinco protagonista del entramado cinematográfico nacional. Julio Rojas: guionista de «Los debutantes» y «En la cama». René Naranjo: Periodista y crítico de cine en TV, radio y prensa escrita. Carlos Núñez: Director artístico y fundador de SANFIC. Juan de Dios Larraín: Abogado, Productor ejecutivo y socio de la productora Fábula, desde donde ha producido cintas como «La vida me mata» (2007), «Tony Manero» (2008) y «Post Mortem» (2010). Y Matías Cardone: Ingeniero comercial, MBA UC y socio de la distribuidora BF, con una vasta experiencia en distribución y producción de cine y TV en Chile.

También estaba Marcelo Ferrari, director de nuestra escuela de Cine UDD, y quien abrió los fuegos presentando un Informe de Asistencia de Público entre los años 2003 y 2009, en que el cine nacional bajó en un tercio la afluencia de público.

«El cine chileno tuvo grandes éxitos de público. Hoy tiene mucho reconocimiento en festivales, pero escasa audiencia» dijo y citó ejemplos irrefutables: «La vida de los peces», que nos representará en el Oscar y el Goya, lleva 50 mil espectadores. «La buena vida» ganadora del Goya, 35 mil espectadores en Chile.

Solamente «La nana» estuvo en correlación con las películas exitosas en premios y público: cerca de 100 mil espectadores. «Huacho» e «Ilusiones ópticas», son el más dramático ejemplo de «premios no público» con menos de cinco mil espectadores. Ferrari dejó la pregunta en la mesa: «¿Estamos haciendo películas para el público europeo para ganar fondos y no para nuestro público?»

CINE Y SOCIEDAD

Juan de Dios Larraín recogió el guante. «Las dos cosas pueden ir juntas, lo difícil es hacerlo. El diagnóstico es que en Chile no hay industria sino actividad cinematográfica. Hay directores con sueños, que hacen los guiones e hipotecan sus casas para hacer cintas que les gustan a ellos pero no al público. Por otro lado están las películas de productor, pensadas en la audiencia, como las del Rumpy y Quercia. El 80% de las cintas en Chile no son ni chicha ni limonada. O son de autor o son de productor. No generan ningún interés ni en Chile ni afuera, es cosa de ver la cartelera: no son de riesgo, no son comedia. Y están las excepciones, como «Machuca», «La Nana» y «Subterra». ¿Qué tienen que logran ambos reconocimientos?»

Naranjo siguió el hilo del debate poniendo atención en el contexto en que se desarrolla nuestra actividad cinematográfica, asfixiada entre el cine de entretención estadounidense y la falta de competencia de ciertos críticos.

«Vivimos en una sociedad que pierde su interés por su identidad y el cine es registro de ello, más encima tiene que competir con ‘Harry Potter’», lanzó, «además el nivel de la crítica es preocupante. Lo que diga no va cambiar lo que suceda con ‘Harry Potter’, pero no tiene la fuerza para convocar a las películas chilenas que sí hay que ver. Hace unos días vi a un crítico que se paró de la pasada de prensa de ‘Post Mortem’ y dijo que la cinta era lenta. O sea, nuestros propios críticos creen que el cine es un momento para pasar un rato». ¿Ejemplos?: «’Tony Manero’ y ‘Post Mortem’ apuestan por recordar en un país que no quiere hacerlo, pero ‘Qué pena tu vida» comprueba el interés evasivo de nuestra sociedad».

IDENTIDAD

El debate continuó con las palabras de Julio Rojas. El guionista propuso una reflexión del cine como una experiencia doméstica. «Hay todo un gran público que requiere estrategias de salida para ir al cine

«¿Por qué a alguien que dejó a sus niños y tomó dos micros le tiene que interesar el cuestionamiento ontológico de un cineasta joven? Los premios celebran la particularidad y la reflexión mientras que el público busca la evasión y la identificación. Los grandes temas tienen que tener ese riesgo», prosiguió.

FESTIVALES

Carlos Núñez, director y fundador del SANFIC, aportó su visión desde una plataforma que busca difundir lo que están proponiendo ciertos directores y no una mirada masiva. Algo que explica en parte el interés de algunos directores, o más bien su forma de sobrevivir, en los festivales.

«Hay directores que sólo existen en festivales de cine, que nunca han estrenado en salas. Como Lisandro Alonso, que no están preocupados del público. Son películas de directores, no de productores», explicó, «la idea es generar diversidad, que la gente pueda acceder a otro tipo de contenidos. Los festivales trabajan con la cadena completa del cine y las audiencias para generar un especio de encuentro y diálogo, con identidad e incluso como negocios para las ciudades».

¿QUÉ DICE LA INDUSTRIA?

Matías Cardone, actor principal de la distribuidora BF, entregó la mirada de la industria y el actuar de los productores. «De las ventas para un productor chileno, el ticket representa el 60 % de la recaudación. Las películas se presentan a los programadores, que seleccionan y deciden a cuántas salas van. El exhibidor hace la pega de ver qué quiere el público»

«Los productores tienen bajo conocimiento de los exhibidores. Si queremos levantar los ticket hay que hacer unas tres comedias al año. Podría existir un CORFO directo a la exhibición, no a la cuota de pantalla, sino que a los exhibidores, comprar espacios».

Luego los invitados respondieron preguntas de los asistentes y como corolario Roberto Trejo,  académico y Director de Extensión de la Universidad ARCIS, entregó una dato decidor: «Del año 2000 hasta ahora, el cine distribuido de EEUU tiene el 83 % del mercado. En Chile crece el público del cine nacional pero el porcentaje sigue siendo el mismo en relación a EEUU. Entonces, el cine de EEUU no es la competencia del cine chileno, sino el argentino, el chino, etc, que han crecido su participación de pantalla. Y lo más importante, el tema de la audiencia no es sólo hacer películas para un público, sino dialogar: Son 230 mil los chilenos que van al cine y de esos, 50 mil ven películas chilenas».