El cineasta UDD, uno de los directores de fotografía más promisorios del cine chileno, habla de la web serie que está haciendo con Wood Producciones y de dos nuevos largometrajes en los que participa.
Director de fotografía del largometraje de egreso “La chupilca del diablo” (2011) de Ignacio Rodríguez. Ha sido director de fotografía de la película “Francisco y Margarita”, el cortometraje “La ley del hielo” (ambos dirigidos por Rodríguez y con una decena de premios) y el corto “Aliño completo” (2do Lugar en Videocorp Valdivia 2011).
Matías Illanes es uno de los directores de fotografías más promisorios del cine chileno. También fue parte de la premiada y experimental película nacional Naomi Campbel (2013) y ahora se encuentra trabajando en una web serie de Wood Producciones.
“Es una serie es peruana, pero la filmamos acá en Chile. Es la segunda temporada de Odio a mis hermanas que trata acerca de 3 hermanas que comparten un baño y viven los roces de la convivencia. Los capítulos duran al rededor de 8 minutos y están orientados a un público femenino adolescente».
El otro proyecto en participó este año es un filme de jóvenes cineastas, Mala Junta, dirigido por Claudia Huaiquimilla. Se trata de una película que habla de adolescentes marginados en un contexto adverso: la cultura mapuche y el Chile actual. La condena social y el prejuicio terminan obligando a jóvenes a tomar caminos que muchas veces ni ellos eligen, a la par con el avasallador avance de transnacionales como la Celulosa Arauco, su destrucción al medio ambiente y bosques nativos.
-¿Cómo fue la experiencia de trabajar en una película hecha a pulso y colaborativa como Mala Junta?
-La experiencia fue intensa, pero amigable. El equipo estuvo en sintonía constantemente, incluso más que en una superproducción donde los distintos departamentos son conformados por criterios productivos y no necesariamente creativos o colaborativos. El apoyo de la gente local fue fundamental, hubo mucha gente interesada en contar esta historia y apañar el filme. Esto habla de una nueva generación muy comprometida con el cine, jóvenes con ganas de realizar nuevas historias, de diferentes maneras.
-Por otro lado eres parte del equipo de la próxima película de Camila José Donoso (Naomi Campbel), la que también tiene una temática LGTB. ¿Tendrá también esa variedad de texturas que tuvo Naomi o es más convencional?
-La película no es nada convencional, y a pesar que Paula Yermén Dinamarca (protagonista de Naomi) también tiene un pequeño papel, la temática no es LGTB. «Nona» habla de la realidad solitaria de una dueña de casa incendiaria, una femme fatale nacional autoexiliada en Pichilemu. Nos interesa construir un imaginario distinto de la mujer, mucho más empoderado y delirante.
-¿Cómo es ese imaginario?
-El personaje de la femme fatale siempre ha sido retratado por hombres, y en este caso, Camila, es nieta de Josefina, la protagonista, lo que nos da una ventaja con respecto a la construcción tradicionalista del personaje. El filme explora el carácter, las fantasías y los deseos de una mujer en una estructura donde la docu-ficción se transforma, muta hacia un cine mucho más de género tipo melodrama-policial-cine negro, que da cabida a una realidad mucho más estilizada y poética del personaje.
-¿Cuáles son tus referentes en fotografía para cine?
-No poseo un referente único. Me gusta mucho el trabajo de Alexis Zabé o Nuri Bilge Ceylan y obviamente de maestros como Emmanuel Lubezki y Christopher Doyle. Me considero hijo de la internet, donde escenarios como el cine, la tv y la publicidad, se mezclan de maneras extrañas, imprecisas. Siempre me llamó la atención todo lo que está cercano a los bordes, el opuesto a la norma, y todo lo que resulte de la experimentación óptica y de colores, lejos de la pulcritud. Prefiero la fotografía expresiva y con carácter.