Mi alarma sonó un poco más tarde de lo normal, y me sentí algo repuesta por el arduo trabajo de los días anteriores. Pero la sensación no duraría tanto, ya que tenía claro que hoy sería una jornada intensa. 9:45 am. Nos dirigimos a uno de los canales de la compañía Warner: CNN.
Mientras el primer grupo hacía el tour en una de las cadenas más grandes del mundo, mi grupo –que debía esperar-, decidió aprovechar el hermoso día e ir a recorrer el Central Park en bicicleta. Muchos no se subían a una bicicleta hace años. En el transcurso del paseo vimos de todo: shows musicales, de magia, gente tomando sol como si estuvieran en el patio de su casa y otras practicando variadas clases de deportes. Aunque costó, lo logramos. Dimos la vuelta completa al Central Park, lo que no fue un esfuerzo menor, considerando su extensión: 10 kilómetros.
Luego llegó nuestro turno de recorrer el canal. Amablemente Patricia, nuestra guía, nos enseñó cómo funcionaba realmente un canal de televisión donde pudimos ver como todos los periodistas estaban concentradísimos frente a sus pantallas. Una de las personas que se nos acercó a hablar fue Rosa, una periodista de CNN que hace algunos días había viajado a Honduras a cubrir un hecho impactante, una masacre de niños. Pero lo más importante fue su respuesta sobre cómo afrontar estas situaciones para no sentirte afectada psicológicamente: “el hecho de ser el portavoz de lo que sucede te alimenta a tal nivel que te recarga para seguir haciendo tu trabajo”.
Luego de nuestra mañana de parque y tours, partimos a Soho, un lugar con muchísimo movimiento, comercio y gente que a ritmo apresurado caminaba sin mirar lo que tenía al lado. A las 18:30 pm Nos recogerían para ir a comer a Planet Hollywood. Un restaurante entretenido y exótico, donde hay trajes de actores de películas inolvidables como Titanic, o Chewbacca, de Star Wars. La mayoría de nosotros ordenó la especialidad de la casa, las hamburguesas, pero también habían platos veggies para mi amigo Luis, quien es vegano.
De vuelta en el bus, paramos en la 47 St. con Broadway. Eran las 23:00 pm, y descubrimos que New York tiene bien puesto el apodo de “la ciudad que nunca duerme”. Impresionante, había más personas a esa hora que a las tres de la tarde. Esperando cruzar la calle empezamos a escuchar unos tambores y gritos que venían del subsuelo. Un grupo de jóvenes, salió del metro celebrando al ganador del partido de un partido de baseball, igual a los chilenos cuando festejan porque su equipo de fútbol ganó un partido. Finalmente llegamos al hotel y, como nunca, nadie pudo decir ni decir buenas noches del cansancio que sentíamos en este cuarto día en EEUU.
Por Valentina Bobadilla. Periodismo UDD
