El proyecto tiene como finalidad identificar y diagnosticar en qué nivel de desarrollo se encuentran las competencias de comunicación no violenta – empatía, asertividad, socio emocionales, abordaje de la violencia y gestión del conflicto- en 50 establecimientos de Educación Media Técnico- Profesional (EMTP).
El estudio se basó en el modelo de CNV del psicólogo estadounidense Marshall Rosenberg, que permitiría disminuir la aparición de conflictos interpersonales mediante la entrega de orientaciones para reestructurar la forma de percibir, comprender y comunicarse con uno mismo y los demás.
El instrumento contempla los cuatro componentes básicos para el desarrollo de la CNV: (1) observar sin juicios ni evaluaciones, (2) reconocer y expresar los sentimientos correspondientes, (3) identificar los deseos y (4) formular una petición dirigida a conseguir la meta.
La investigación se realizó en un colegio de 1.102 estudiantes en San Ramón, que atiende a una población estudiantil con alto Índice de Vulnerabilidad Económica (IVE) (90%).
Segunda etapa: 2023-24
Se presentó un grupo de un total de 69 investigadores: 26 (12 mujeres y 14 hombres) de 12 Universidades españolas en el equipo de investigación y de 43 en el equipo de trabajo (24 mujeres y 19 hombres) de 13 países, 20 europeos (España, Austria y Ucrania) y 23 de Latinoamérica.
El Grupo Chile está conformado por los siguientes profesores investigadores: Labrador, MJ. Facultad de Comunicaciones UDD, Anguita, P. Facultad de Comunicación Universidad de los Andes, Gutiérrez, F. Facultad de Comunicación, Historia y Ciencias Sociales Universidad Santísima Concepción, Jaramillo, O. Facultad de Humanidades y Comunicaciones Universidad Finis Terrae y Arriagada, E. Facultad de Comunicaciones Pontificia Universidad Católica.
La propuesta parte de la experiencia del Grupo SN-Disorders, que hemos dirigido los IPs hasta mayo de 2023, al que durante estos años se han ido uniendo, en torno al Observatorio de la Desinformación, investigadores que han colaborado con nosotros en congresos, grupos de trabajo y publicaciones.
Desde 2017 los desordenes informativos han mostrado de forma clara su peligro en el ámbito electoral (USA, Brasil) incrementado la alarma pública y eso se ha manifestado en propuestas de regulaciones, generales y específicas, para tratar de dar respuesta a la amenaza. Nuestra hipótesis es que los constantes riesgos y pérdidas de confianza relacionados con el crecimiento del fenómeno de los desórdenes informativos – a saber bulos, desinformación, piezas informativas falsas, deep fakes videos, brain hacking, ataques de
ciberseguridad con hackeo de datos, pseudomedios de comunicación creados ad hoc para campañas, las narrativas hostiles, la publicidad segmentada, el uso de inteligencia artificial o los tan mentados fake news- tienen un impacto negativo en la democracia que se agrava en periodo electoral por lo que es necesario dotar a los Estados, y especialmente a los organismos electorales, de un marco legal y unos recursos suficientes para poder cumplir su función en un ecosistema totalmente diferente, en el que plataformas privadas ejercen de facto de árbitros electorales.
