Se trata de una serie pictórica compuesta de nueve trabajos en pequeño formato, creadas a partir de fotografías digitales tomadas por él y traspasadas a pinturas al óleo, mimetizando la figura humana. Una veta artística que el director de películas com “Los debutantes” y “Un caballo llamado elefante” tiene desde pequeño.

“La pintura es el origen de todo para mí. De niño quería ser pintor pero no tenía mucha habilidad con las manos y todos me decían que no tenía talento artístico, excepto una profesora en el colegio. Cuando egresé, estudié Ingeniería Comercial, después Cine y un día me ateví, y mágicamente había aprendido solo, sin estudios. Pero en realidad fue gracias al cine que afiné mi ojo y tuve la confiaza para atreverme”, recuerda.

Esa exploración interdisciplinaria cine-pintura le permite abordar dos fuerzas contrapuestas y complementarias: la imagen fija en el lienzo invita a la contemplación; la imagen en movimiento del cine, desvía, distrae, entretiene. Así, las pinturas surgen como una exploración o búsqueda de recuerdos sociales que reivindican el tiempo de ocio, en el momento del confinamiento derivado de la crisis sanitaria.

“Una preocupación que atraviesa la investigación artística del cineasta y pintor Andrés Waissbluth es la relación imagen-tiempo. En sus procesos materiales explora cómo el tiempo no es solo una convención social y una medida cronológica, sino también una clave que nos dirige al inconsciente y la memoria común”, explica la curatoría de la obra.