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Carlo Maccheroni: el publicista UDD que se convirtió en un reconocido fotógrafo

El publicista Carlo Maccheroni se desarrolló como director de arte en una agencia hasta que el trabajo de un fotógrafo para una campaña le mostró un nuevo camino. Convertido en un reconocido fotógrafo y profesor, nos cuenta su experiencia.

Carlo Maccheroni

Como fotógrafo ha hecho colaboraciones ​para​ ​distintos medios, destacando National​ ​Geographic y hace clases en el Instituto AIEP.​ Cuenta con perfeccionamientos en la ​Academia​ ​Crossmedia​, en ​Rosie​ ​Hardy​ ​Photography, y con ​José​ ​María​ ​Mellado, además de haber realizado​ ​el curso​ ​Cultura,​ ​Apreciación​ ​e​ ​Historia​ ​de​ ​la​ Fotografía​ ​“Seeing​ ​Through​ ​Photographs”,​ ​en el​​​ ​Museum​ ​of​ ​Modern​ ​Arts​ ​(MoMA) de Nueva York.

Pero mucho antes de ser un reconocido fotógrafo (VER SU TRABAJO), Carlo Maccheroni pasó por las aulas de Publicidad UDD. Fue entre 2007 y 2010, cuando buscaba abrir su mente, ver cosas que el resto no y conceptualizar esa nueva mirada en una frase, una idea, una imagen y emocionar a los demás con esta nueva forma de ver las cosas. 

Carlo Maccheroni

«Quizás la mejor forma de definir mi experiencia es relacionándola con un pensamiento poético; partió de prosa muy convencional, pasó a lo experimental y la anti poesía y llegó al haikú: una mirada concreta, emocional y pragmática de las cosas que, con muy poco, dice mucho», explica.

En nuestra carrera también encontró herramientas que luego marcaron su carrera como fotógrafo, desde diferentes técnicas relacionadas con la imagen hasta la mirada sello de la universidad, que según dice, «es la que me ha ayudado a encontrar el valor que tienen las personas y sus historias, creo que eso es parte de lo que define mi trabajo, el valor humano y el intento de dignificar a quienes fotografío». 

-Luego de egresar trabajaste como publicista ¿Cómo fue que llegaste a la fotografía?

-Estaba trabajando como director de arte y en la agencia hicimos una campaña para la que contratamos a un fotógrafo. Cuando lo vi trabajar con su cámara supe que eso era lo que quería. Esa tarde en la calle todo parecía fotografiable, estaba feliz con la idea hasta que llegó alguien y me preguntó si tenía una cámara. Me di cuenta de que si iba a hacer esto iba a necesitar comprometerme con la idea. Compré una cámara con unos ahorros, dejé mi trabajo y busqué un fotógrafo que quisiera enseñarme. Desde ese día no puedo pensar en algo que me apasione más.

-Tu exposición «Catástrofe en Chañaral» de 2017 fue muy destacada.

-Es uno de mis proyectos favoritos junto con «El temor de los nadie». Los dos me gustan por la oportunidad que tuve de acercarme a las personas, pasar tiempo con ellas y conocer sus historias. Otro de mis favoritos es un intento fallido de documentar el narcotráfico en un pequeño pueblo de Paraguay. El último fue mi proyecto de recopilación «Entre el Sueño y la Vigilia» que me abrió las puertas para trabajar nuevas técnicas y mostrar mi trabajo en nuevos espacios.

-¿Qué proyectos tienes en carpeta?

-Los proyectos que vienen tienen que ver sobre todo con los cambios pequeños que estamos viviendo como país: las nuevas costumbres, las cosas que se ven en camino a desaparecer o a mutar, y estoy también evaluando proyectos más simples, menos dramáticos, bajarle la intensidad al momento de enfrentarse con una foto. Esto último son solamente ideas, todavía no lo llamaría proyecto.