Javier Salah y Juan Pablo Besa desarrollaron un reportaje audiovisual, para su proyecto de título, sobre los extranjeros que residen indocumentados en Chile.

La inmigración es un tema que se está tratando hace pocos años. Hoy son 457 mil los extranjeros los que residen en Chile de manera regular. Sin embargo, según datos de la PDI, existen otras 7.200 personas indocumentadas y el Servicio Jesuita a Migrantes, siguiendo la tendencia mundial, estima que estos últimos representan el 10 % de los primeros. De hecho, en el primer gobierno de Bachelet, regularizaron su situación 45 mil inmigrantes.

Con estos datos los egresados de Periodismo UDD, Javier Salah y Juan Pablo Besa, iniciaron el trabajo de su proyecto de título “El limbo de los inmigrantes”, un reportaje audiovisual que se plantea como un aporte, desde el periodismo, a un tema país que no ha tenido la atención que merece.

Los ex estudiantes se centraron en la población colombiana y dominicana que reside en Chile, cuyas visas vencieron o que entraron al país de manera irregular. Ellos representan el mayor aumento poblacional, que se calcula en 28 mil colombianos y 5.500 dominicanos. Para profundizar, reportearon en Santiago y Antofagasta, las dos ciudades con mayor tasa de inmigración y donde habita la mayor parte de los inmigrantes de ambos países.

“Chile es el país con mayor ingreso per capita. Además, por estabilidad económica, política y social -a pesar de todo lo que ha ocurrido en el último año-, es el país con mejores condiciones de la región. El sueldo en Chile equivale a 4 sueldos de Colombia y a 5 de República Dominicana, entonces ven la posibilidad de mejorar su calidad de vida”, explica Javier.

El fenómeno de la inmigración se traducido en un aumento de los campamentos y una precariedad en la calidad de vida de los inmigrantes indocumentados, a quienes no se les garantiza el acceso al trabajo, a la salud, a la educación, a la vivienda, ni menos sus derechos laborales.

Por otro lado, apunta Salah, la investigación los ayudó a derribar mitos sobre los inmigrantes. “Se dice que son los que mas delinquen, que les quitan los puestos de trabajo a los chilenos, y que no tienen educación, pero nos dimos cuenta no es así. En ese sentido, son personas que tomaron una decisión al venir a trabajar a Chile y han agilizado la economía realizando los trabajos que ya no hacen los chilenos”, continúa.

La investigación concluye, entre otras cosas, que parte del problema es el Decreto de Ley de 1975, promulgado durante la dictadura y aún vigente, cuyo enfoque ve la inmigración como un problema de seguridad nacional y no como un asunto sociocultural.

«Chile ha firmado diferentes convenios internacionales, entre ellos la Declaración Universal de Derechos Humanos, ratificada en diferentes oportunidades y que promueve la migración. A pesar de eso, se sigue viendo la inmigración como una amenaza y no como un tema de integración, aunque el Estado está trabajando en eso durante los últimos años, sobre todo en el tema educacional. Sin embargo, existe la necesidad de una política migratoria: se estima que en 2023 habrá un millón de inmigrantes ¿el estado y la sociedad están preparados? Hay que reformular la ley”, concluye Javier.