Ya pasamos la primera semana y la dinámica de levantarse temprano y acostarse tarde pasa la cuenta. Sobre todo cuando ya cambiamos de ciudad y hay nuevos atractivos y actividades que mirar. En el bus camino al Capitolio vamos todos durmiendo y con las energías por el suelo, pero hay que reportear y pasear (que el mundo se va a acabar).

Y qué sabe uno cuándo podremos volver a venir. Por el camino hago una pequeña reflexión de nuestra estadía. Entre tanta entrevista me doy cuenta de la novedad que ofrece Estados Unidos y de lo que Chile carece: meritocracia. Varias fuentes lo dicen y las inspiradoras historias me hacen creer que es cierto. No sé cómo, pero en las calles se puede respirar esa sensación.

Medios atrasados por culpa del tráfico llegamos a la oficina del congresista Luis Gutiérrez, para conversar sobre inmigración con una de sus asesoras. Por primera vez trabajamos en equipo y armamos una buena entrevista lanzando preguntas entre todos. Quienes tenían miedo, ahora ya se atreven a preguntar y hasta se ofrecen para entrevistar.

Rápidamente nos fuimos hasta el Capitolio para dar el tradicional tour por su interior. Con una arquitectura fascinante y que nos obliga a levantar la vista, el trayecto se hizo corto y a algunos les habría gustado recorrer un poco más. La foto típica en la fachada salió con imperfecciones, porque para nuestra mala suerte el casco del Capitolio estaba en mantención. Pero bueno, son cosas que pasan. O pasas que cosan, como digo yo cuando me pongo a hablar como Papelucho.

Un almuerzo rápido y el show debe continuar. A la salida nos perdimos con una parte del grupo, pero no pasó a mayores. Un error lo comete cualquiera.

Luego pasamos a una entrevista grupal con un montón de personas con historias interesantes. Se trataba de la ONG Dreamers, que de la mano de jóvenes indocumentados que llegaron al país como menores de edad, lucha para promover una política que le otorgue derechos ciudadanos a los 11,5 millones de indocumentados en EEUU. Nos contaron, en primera persona, las dificultades que tuvieron para integrarse en la sociedad norteamericana y los cambios y derechos que le exigen al Estado.

Y aquí estamos, más cansados que al comenzar el día. Pero esta experiencia aún no se acaba y no hay tiempo para desperdiciar. Esa es la regla primordial de los viajes ¿no?

Por Jonathan Flores. Periodismo UDD