Ya es domingo, último día en el que pisaremos tierras norteamericanas. Tengo muchos sentimientos encontrados, por una parte alegría por volver a ver a mi familia, pero también tristeza por dejar este país que me mostro muchas cosas maravillosas y que me enseñó a ver el periodismo desde otra perspectiva.

El día comenzó muy temprano, madrugamos para terminar de ordenas la gran cantidad de cosas que compramos. Tomamos nuestro último desayuno en el hotel y lo disfrutamos tanto como el primero. Nos despedimos de quienes tuvieron la misión de atendernos, de ayudarnos en todo lo que necesitamos y que nos recibían con una sonrisa cuando llegábamos cansados  al hotel.

Tomamos el bus rumbo al aeropuerto, cuando llegamos embarcamos nuestras maletas (las cuales hasta el momento de escribir esto no habían llegado), vimos con espanto como violentamente un hombre las tiraba sin piedad.

Bajamos para pasar el control policial y descubrimos las tiendas que habían en el aeropuerto, así que decidimos comprar los últimos regalos y recuerdo que nos quedaban.

Entramos a embarcar, tuvimos que esperar  algunas horas para tomar nuestro primer vuelo, de repente apareció nuestro avión y vimos con espanto que su tamaño no era normal, más que avión parecía avioneta, lo bueno era que el trayecto a New York duraba solo 45 minutos, por lo que el sacrificio no sería tanto.

Llegamos a tomar nuestro segundo avión cuyo destino final sería Chile, tuvimos que correr para no perderlo y por supuesto lo logramos. No tuvimos tiempo de nada, solo de buscar nuestros asientos, que para variar estaban distribuidos por portas partes.

El vuelo fue largo, creo que la ansiedad por llegar hizo que los sintiéramos así. Algunos durmieron, otros vieron películas y otros conversaban.

Llegamos a Santiago, felices por ver a nuestras familias y no saben con la sorpresa que nos encontramos. Nuestras maletas no habían sido embarcadas, por lo tanto no llegarían, nadie nos explicaba nada, solo teníamos que esperar y esperar (aún sigo esperando).

Llego uno de los momentos tristes del día, la despedida, los abrazos fueron una constante, los recuerdos de todo lo vivido volvieron a nosotros. Nos volveremos a ver… es una de las inquietudes que nos rondaban, pero la respuesta llego sola, la próxima semana nos juntaremos a revivir todo.

Si me hicieran definir en una palabra esta experiencia, diría que fue MARAVILLOSA, no todo en la vida es perfecto, hubo cosas buenas y otras no tanto. Conocí a gente increíble, hice amigas y amigo, aprendí cosas nuevas. Creo que nada podría haber sido mejor.

Alumna: Josefa Venegas