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Estadounidenses indignados con sus instituciones: Los daños colaterales del apagón fiscal

New York. Un 77% de la población americana culpa a la oposición por dificultar la administración del Presidente Barack Obama y desprestigiar su gobierno. Fuerte debate en las calles.

Shiguza Uchida y Sofía Errázuriz

indignados

Indignación, discusiones e incertidumbre podían percibirse estos días en varios de los puntos neurálgicos de Nueva York, pulmón económico de Estados Unidos, donde los ciudadanos afectados se preguntan qué pasó y qué ocurrirá con el “apagón fiscal” que tiene al gobierno sin recursos para seguir funcionando.

Los ciudadanos están indignados con sus instituciones, como es el caso del Congreso, a quien culpan por obstaculizar al gobierno y provocar la debacle que significa para 800 mil empleados públicos no esenciales el hecho de quedarse de sin ingresos ante la paralización del presupuesto.

El enojo es aún mayor cuando ven que los congresistas siguen recibiendo sus sueldos, mientras cientos de miles de funcionarios públicos cesados de sus funciones deben continuar pagando los impuestos que sustentan la planilla parlamentaria.

En un país como Estados Unidos, ejemplo de gobernabilidad y eficiencia de sus instituciones, la actual crisis es un problema de marca mayor que es seguido con atención en todo el mundo.

Muchos lo definen como una “injusticia” para los trabajadores que se quedaron sin recibir sueldos. Es el caso de Christine Taylor, funcionaria de seguridad del Ferry que une a la isla de Manhattan con Staten Island.

Esto ocurrió tras la resolución que se dictaminó el lunes en el Congreso de Estados Unidos, donde se rechazó la posibilidad de un aumento en el presupuesto fiscal. El más indignado era el propio Presidente demócrata Barack Obama, quien  hizo un duro llamado de atención: “Es importante que reconozcan que esto va a tener un profundo impacto en la economía, en sus empleados y sus accionistas a no ser que veamos otra actitud de parte de esa facción en el Congreso”, aseguró.

La táctica de los republicanos consiste en posicionarse por sobre los demócratas, entorpeciendo iniciativas como el “ObamaCare” (programa de salud impulsada por Obama), lo cual genera un malestar entre los ciudadanos estadounidenses, que mayoritariamente culpan a los republicanos por obstaculizar la labor del Mandatario. Según sostienen, él ya tuvo que asumir una enorme responsabilidad por la mala administración gubernamental heredada.

De acuerdo a un estudio de opinión de la Universidad Quinnipiac en Connecticut, un 77% de los encuestados atribuye a los republicanos la responsabilidad por el cierre de los servicios federales, los que han afectado a 800 mil empleados fiscales, los cuales tuvieron que dejar sus empleos sin la opción de recibir sus sueldos.

“Culparía a los republicanos de lo que está sucediendo actualmente; ellos son ricos y buscan su propia beneficio, no invierten en obras públicas o asistencia social como los demócratas”, aseguró Andrew Epstein, quien trabaja en el área de la construcción en Nueva York.

Los ciudadanos coinciden en que el presupuesto que solicitó Obama, el cual aumenta el límite de tope de endeudamiento fiscal, es imposible de ser concedido mientras no haya un acuerdo entre ambas cámaras, pues cualquier solicitud del Presidente requiere del respaldo de ambas, la que lamentablemente para los estadounidenses está dividida por demócratas y republicanos.

Este desacuerdo es incentivado por la irrupción de Ted Cruz, líder republicano que catalogó el “ObamaCare” -nombre despectivo para referirse al plan de salud del Mandatario estadounidense- como la causa detonante de los problemas fiscales, dándole un ultimátum a Obama y exigiéndole que cortara dicho programa social para recibir el presupuesto solicitado. Son estas acciones las que los ciudadanos consideran como una táctica por parte del “Tea Party” para desprestigiar al gobierno y posicionarse.

“Esto es parte de un show político; los republicanos adquieren protagonismo buscando beneficiar a su candidato presidencial Ted Cruz”, expresó indignado por el cierre del gobierno el escritor y periodista, Joel Lewis.

Aunque los republicanos son culpados por entorpecer la labor del Mandatario, los problemas de financiamiento se vienen arrastrando hace un tiempo producto de la crisis Subprime del 2008 y la posterior reactivación de la economía por parte del Estado, el financiamiento exterior y los excesivos gastos militares, la mala administración fiscal heredada de años y, para los republicanos, los descomunales gastos de los programas sociales de Obama.

“No veo al Presidente hacer un mal trabajo. Ha tenido que resolver problemas que se arrastran desde el pasado, los que dejó Bush por ejemplo, a quien lo considero un idiota”, enfatizó Epstein.

El futuro de la economía de Estados Unidos y su repercusión en el país es incierto y depende de si el Congreso aprueba aumentar el techo de la deuda antes del 17 de octubre.