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Educación en terreno: “Aprendiendo donde se hace el cine”

Hace tres años la Escuela de Cine incorporó este innovador modelo de coeducación para que los alumnos adquieran conocimientos y desarrollen aptitudes en el mundo real.

Este segundo semestre, la Escuela de Cine de la Universidad del Desarrollo selló una importante alianza educacional con Chilevisión. Dentro del convenio está la realización de prácticas laborales y de charlas dentro de las instalaciones del canal. Este modelo de coeducación tiene un nombre: Programa de Educación en Terreno.

Ya han pasado tres años desde que la Escuela de Cine UDD implementó este programa de enseñanza integral, estableciendo alianzas con otras seis empresas del rubro cinematográfico,  lo que la sitúa a la vanguardia de la innovación en los métodos de formación profesional en el área y hace aún más efectivo el aprender haciendo. De hecho esta semana los alumnos conocieron los procesos de  Cinecolor, empresa de postproducción de la que el profesor de nuestra Escuela, Patricio Dávila, es colorista.

Marcelo Ferrari, Director del la Escuela de Cine UDD,  cuenta que “la Universidad lleva varios años reflexionando sobre la pertinencia de que la formación académica tenga una vinculación más fluida con el mundo del trabajo. Este modelo ayuda a entender el ambiente laboral, a establecer redes y contactos, pero sobre todo provoca que la experiencia de aprendizaje sea más profunda”.

SUSTENTO TEÓRICO DE LA EDUCACIÓN PRÁCTICA

La Educación en Terreno permite realizar parte de las actividades docentes teórico-prácticas fuera de las aulas tradicionales, desarrollando visitas guiadas a las dependencias de las empresas más importantes de las distintas áreas de la creación y producción audiovisual, donde los estudiantes reciben, además, charlas dictadas por los especialistas de esas empresas, en los lugares reales de trabajo profesional, con todas las enormes ventajas formativas que esto proporciona.

Marcela Lorca, Encarga del programa de Educación en Terreno de la Facultad de Comunicaciones, despliega el sustento teórico de un modelo ya mencionado en la Convención de Bolonia, hace una década. “Esta formación responde a tres etapas: el conocimiento, las aptitudes y finalmente el aprendizaje de la aptitud para ejecutarla”, explica, “no hay mejor forma de aprender que a través de la experiencia. Lo puedes recitar de memoria, pero si nunca lo ejecutaste nunca sabrás cómo hacerlo”.

Para afinar más el modelo, se hacen seguimientos a nivel de alumnos y encuestas a profesores y empleadores, con el fin de conocer las necesidades profesionales de las empresas y adaptar el perfil de egreso. Según Marcela, “a través de experiencias de Educación en Terreno durante la carrera, los profesionales se adaptan a las necesidades del mercado, porque el alumno entiende lo que necesitan, el trato y cómo desenvolverse en el mundo laboral. De esta forma la universidad está en línea con el mercado y los profesionales no salen a dar bote”.