El avance de 8 minutos de la película “De jueves a domingo”, que en el último BAFICI les permitió a Dominga Sotomayor y Gregorio González, obtener la distribución en México de Mantarraya Films, fue la exclusividad con que partió la última charla del semestre de “El estado de las cosas” en cine UDD.

En el corte de la película que se estrena en el Festival de Cine de Valdivia, en octubre, los alumnos de Cine UDD pudieron apreciar distintas escenas que insinúan la trama de la película, una familia en crisis vista desde la perspectiva de la hija mayor y enfocada mayoritariamente en el espacio reducido del auto, donde la familia interpretada por los actores Francisco Pérez-Bannen, Paola Giannini y dos niños, emprenden un viaje de fin de semana largo.

De paso, también conocieron un corte distinto al que piden la mayoría de los Work In Progress en los festivales de cine, tema central de la charla que luego sostuvo nuestra anfitriona, la periodista Antonella Estévez, con Gregorio González, Ingeniero Matemático que derivó a director de cortos y director de Forastero, productora de “La nana” y ahora también de «De Jueves a Domingo».

Antonella: Estamos con una directora-productora y un productor general. No se habla mucho del tema artístico en la producción. ¿Dónde se encuentra la pasión en producir?
-Gregorio: La pasión es algo que está en la producción, pero es un poco triste, porque en el mundo del cine generalmente te ven como un enemigo que viene a llevarse la plata. En mi caso, yo empecé haciendo cortos y cuando trabajé con Marcelo Alonso y Alessandra Guarzoni, me di cuenta de lo poco que sabía de actuación, así que me metí  estudiar teatro en la noche para tener el lenguaje. Lo que hice finalmente al dedicarme a la producción, fue poner mis capacidades como ingeniero al servicio del cine, pero no soy el productor que le dice al director “pon tetas y explosiones”.

A: ¿Cómo es el diálogo entre director y productor?
Dominga: He conocido muchos productores y lo bueno de Gregorio es que le gusta el cine, porque hay algunos que no parten de la premisa de que lo que vas a hacer es una película.

A: ¿Cómo productor intervienes en el espacio creativo?
G: No. Como me gustó “La vida me mata” (Sebastián Silva) no quise meterme en nada en “La nana”. De hecho el primer corte era de dos horas. Sin embargo en San Sebastián harta gente comentó que había que reducirla para que llegara más lejos y recién ahí llamamos de nuevo al montajista. Lo único que hice fue al principio: recomendarle a Sebastián, que también es dibujante, que hiciera un storyboard y eso ayudó a darse cuenta de que podíamos filmar en su casa. Los storyboard sirve para la producción, es un medio de comunicación visual, con el que puedes entender todo lo que necesitas, sabes lo que está y cada tiro de cámara. No das puntada sin hilo.

A: ¿Cómo se hace un corte para un Work In Progress?
D: La idea del Festival de Cine de Buenos Aires no hacer un teaser ni mostrar la película, sino un corte que refleje el ritmo de la película. En la mayoría de los festivales uno muestra un corte de dos horas, con agentes, productores. Es bueno para afinarla y en general lo mejor que tienen son los premios. Es bueno abrirse a un premio de 20 millones para terminarla o a un comentario, además de ser una buena oportunidad para proyectarla con público.
G: En el Festival de San Sebastian fue donde la gente de Sundance vio la película y finalmente se decidió a pedirla. Pero ojo que hay varios Work In Progress que tienen premios de servicios, que te dan 50 mil dólares en sonido pero el estudio cobra 100 mil dólares. Es una ayuda, pero igual lo podrías hacer más barato con un amigo. Hay que tener ojo con lo que uno gana pero también entender que hay que aprovechar las oportunidades: muchas veces los cineastas ganan un audiovisual y dicen “la filmo y de ahí veo los demás financiamientos”, entonces la película se empieza a poner vieja dentro de la industria y queda en el olvido. Eso trae problemas anexos, con el equipo y con los proveedores. El cine es el juego de esperar: la escena, el financiamiento, el festival, pero también hay que estar atento a la oportunidad.

A: Hubo un tiempo en que el cine se sustentaba en los tickets. Hoy parte importante del cine chileno ya está financiado antes de llegar a la sala. Entonces ¿dónde queda el público si ya tengo mi película financiada?
G: Hay un problema real: la audiencia esta disminuyendo en Chile. Las salas de cine se ha convertido en un espacio que se empuja a los adolescentes, porque el negocio son las bebidas y las cabritas. ¿Quiénes son los que comen cabritas?, los adolescentes. No puedes ir a decirle al Hoyts que se preocupe del cine chileno. El mercado está evolucionando, yendo a la sala digital, al Pay Per View en la casa. La gente que ve cine arte lo hace en su casa, en una tele gigante y con una copa de vino en la mano.

A: ¿Se puede vivir del cine en chile hoy? No conozco ningún cineasta que lo haga.
G: Quizás los técnicos y los proveedores. Vi a los de “La nana” y ahora tienen mejores equipos, se compraron auto. Si se puede vivir del cine pero entendiendo que no todos pueden ser directores o productores.
D: Uno puede vivir de proyectos, igual está bueno tener un sueldo de 500 lucas por dos años, viviendo de proyectos. Ser independiente es muy difícil en cualquier profesión, más en ésta y en Chile, donde todos estamos haciendo la primera o segunda película… salvo Andrés Wood, pero él tampoco vive del cine.

Amaya (estudiante): ¿Creen que en unos años más el mercado crecerá como para ser rentable?
G: Esta cambiando, hay que saber adónde va. Mientras más canales aprarezcan más contenidos requerirán. Lo complejo es ver como esos contenidos llegan a esos espacios. Hay que estar leyendo e investigando. Con “La nana” nos fue bien en Pay Per View. Quizás ya no es en la sala, pero hay más gente viendo películas.

*Al final de la charla se sortearon cinco entradas dobles para ir al refaccionado Cine Huérfanos.