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«Es triste que esta cinta sea la primera ficción sobre el conflicto mapuche en 100 años de cine chileno»

Roberto Cayuqueo, protagonista de El verano de los peces voladores, conversó sobre la cinta ayer en el ciclo de Cine Chileno de la UDD.

A pesar de la lluvia y el frío una treintena de estudiantes y otras personas asistieron a la exhibición de El verano de los peces voladores (2013), en el Ciclo de cine Chileno UDD, realizado en el Auditorio.

Allí pudieron ver la cinta dirigida por Marcela Said y protagonizada por Gregory Cohen, Francisca Walker, María Izquierdo y Roberto Cayuqueo, que habla desde la mirada crítica con el latifundismo sobre el conflicto mapuche en el sur de Chile.

La cinta se centra en Pancho, un latifundista bastante ocupado en poner cercos e inventar métodos para exterminar las carpas de su laguna artificial. Creyéndose el dueño del mundo, no duda en usar explosivos, arriesgando la vida de Pedro, su empleado mapuche. Todos se divierten con sus excentricidades, pero su hija Mane es la única que percibe la tensión creciente con la comunidad cercana.

Luego de la exhibición, la profesora Antonella Estévez, conversó con el actor Roberto Cayuqueo, quien además de referirse a su trabajo en la cinta, habló de la cosmovisión mapuche y el lugar al que han sido relegados por el Estado de Chile.

-Ésta película viene a pagar una de las deudas del cine chileno (no el documental).
-Sí. Es triste que esta cinta sea la primera ficción sobre el conflicto mapuche en 100 años de cine chileno. En general la cultura mapuche se toma desde el folclore, para decir que Chile un país diverso, o desde la violencia, pero no se habla del daño que se le hecho a las comunidades. Es muy difícil hablar de un cine mapuche, pero éste es un buen piuntapié para que realizadores mapuche empiecen a tomar las riendas. Se está abriendo el campo de discusión y hay una cosmología que se puede retratar desde el cine.

-¿Se necesita que sea más veraz que bien intencionada?
-Las buenas intenciones a veces pueden ofender. En Leftraru, una obra que se da actualmente,  se representa una machi que empieza a hablar como huasa, eso a mi me choca. Los mapuche tienen otra pausa, tienen un primer idioma, entonces tienen un acento para hablar el castellano. El estudio más serio, fue el que hizo Isidora Aguirre (dramaturga), quien vivió 3 meses con la comunidades al escribir Lautaro. Ella dio confianza a la comunidad, pasó el protocolo.

-¿Qué te parece la decisión de Marcela de filmar el conflicto desde fuera?
-Marcela toma la cámara desde ella, no desde el pueblo mapuche y eso es algo respetuoso. En el extranjero nos preguntan mucho quieren saber más de los mapuche, de su forma de vida, de su cosmovisión. El pueblo mapuche se ve como parte de la tierra. Son cosas que son difíciles de hacer entender a un chileno, imagínate un empresario, no le conviene pensar que el árbol y el río son parte de él; que el no puede ser dueño, porque es parte. Cuando sacas de más, estás generando un daño a la tierra, o a otro animal que necesita también lo que estás tomando.

-¿Cómo fue el trabajo como actor dentro de la construcción del personaje?
-Abierto. Y se nota la mano cuando los personajes se empiezan a acercar más a ti. Conversando con los otros actores jóvenes, empezamos a encontrarnos con similitudes entre nosotros y los personajes, nos dimos cuenta por qué Marcela nos eligió. Un autor ligado a la ficción te muestra el personaje, pero Marcela, quien ha trabajado mucho en documental, indaga dentro de ti. Es una construcción en conjunto.

-Señor del público: ¿Te gustó la película? 

-Sí y no. Me gustó, porque hay un equilibrio entre la familia mapuche y la familia latifundista. No son sólo ellos quienes ejercen la violencia, el personaje mapuche también puede usarla, y eso lo insinúa. Esa tensión se prolonga, no se resuelve, porque no sabemos como termina el conflicto. Lo que no me gustó, es que a los 20 minutos había visto todo lo que pensé que habíamos hecho. El guión cambió mucho, quizás no es la mejor película del cine chileno, pero el cine no es solo la belleza, sino también retratar la humanidad del hombre.

-¿Cuáles fueron los mayores desafíos de producción?

-Hubo dificultades, sólo 2 locaciones, son comunidades que las facilitaron. En realidad era una reducción la que se ve en Coñaripe. Durante la filmación Carabineros requisó las cámaras, se llevaron las armas, a dos productores. Pudo haber sido un señor poderoso pero también los carabineros, tienen miedo a ser mostrados como los malos.