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Juan Pablo Meneses: Periodista en tránsito (o cómo viajar escribiendo)

El profesional trabajó intensamente con los asistentes al taller que dictó en la sede penquista de nuestra casa de estudios. Además reveló las claves que lo han llevado a colocar sus crónicas en prestigiosas publicaciones de todo el mundo.

El periodista dictó un taller a los alumnos de la UDD.

Mientras se pasea tranquilamente por el auditorio, Juan Pablo Meneses se enfrenta a un público expectante. Se escuchan expresiones de sorpresa y risas, reacciones comprensibles, porque están escuchando la historia de las historias del periodista, ésa que cuenta cómo comenzó un viaje que aún no termina, cómo logró cumplir su sueño de vivir de escribir.

Por eso fue interesante el encuentro que sostuvo con los alumnos de la Universidad del Desarrollo de Concepción en el marco de su taller de Periodismo Portátil. El profesional se encargó de transmitir -durante dos días, 4 y 5 de octubre- toda su experiencia y su pasión por lo que hace: viajar escribiendo.

Portátil es la palabra clave en su historia y lo dejó claro. Trabajando siempre como free lance, viviendo en hoteles y escribiendo en cibercafés desde que se dio cuenta de que su laptop era una preocupación más, Juan Pablo desarrolló un estilo particular de crónica periodística reconocido en todo el mundo. Un periodista portátil desarrollando un periodismo portátil desde su oficina portátil, como llama a su correo electrónico.

Aunque nació en Santiago hace 38 años, el expositor habla con un acento indefinible, obvio resultado del peregrinaje que lo ha llevado a recorrer América y Europa, y a vivir en lugares tan diversos como Argentina y España. Ambos países, entre otros, se hallan presentes en su tono particular, en el vocabulario que usa, en los gestos con que completa cada oración.

Viaje de ida

Desde que Juan Pablo Meneses comenzó a escribir en la Zona de Contacto no pasó demasiado tiempo hasta percatarse de que eso era lo que quería para el resto de sus días. Sin embargo, las estrechas salas de redacción se volvieron insuficientes, como comprobó en su paso por la Revista del Domingo, de El Mercurio. Por eso, cuando ganó el premio a la mejor crónica de no ficción de la revista Gatopardo gastó el monto del galardón en un computador portátil, una cámara digital y un pasaje de ida hacia Barcelona.

Van casi siete años desde esa decisión y aún no compra el ticket de vuelta. Preparándose para su próxima aventura en México, donde pretende permanecer al menos un par de meses ―aunque nunca se sabe, como él mismo confiesa―, aprovechó el tiempo para revelar en la UDD las claves que lo han llevado a colocar sus artículos en medios como Soho, National Geographic o Clarín on line y a publicar tres libros de crónicas mientras prepara un cuarto.

Constancia, poder de observación, paciencia, y un producto escrito de calidad, dice el periodista, son condiciones esenciales para quien pretenda dedicarse al periodismo narrativo, y se prepara para contestar la siguiente pregunta.

En confianza

El cronista debe funcionar como un ladrón de bancos, afirma el expositor, mientras explica la teoría del gran golpe, como denomina a la técnica que ha desarrollado. La información acerca de la escena del crimen es esencial, al igual que los detalles y el riesgo que el periodista corre en el proceso. Y todo vale para conseguir el tesoro que alguien oculta, la verdad escondida en cada situación y en cada persona.

Sin embargo, la técnica del tren fue la que permitió a los asistentes interactuar de mejor manera con Juan Pablo. Durante el segundo día, cada uno de ellos tuvo la posibilidad de mostrar un tema, indicando cómo llenaría cada uno de sus “vagones” o partes con la información pertinente. En un ambiente de total confianza, el cronista contestó las dudas que la interesada concurrencia planteaba.

Así, quedaron claras las condiciones con que el periodista portátil debe cumplir: mucho interés por conocer mundos que no conoce, mucha práctica y manejo de elementos narrativos literarios, tener muy claro qué es lo que se quiere decir y saber ofrecer el trabajo a los medios adecuados.

La hora del fin ya llega. Antes de retirarse, Juan Pablo Meneses anota su correo electrónico en la pizarra y alienta a los futuros cronistas a que le envíen los trabajos que surjan a partir de las propuestas mostradas. Luego se despide cariñosamente y sale raudo a tomar un avión, no sin antes prometer que más pronto que tarde hará otra escala en nuestra ciudad.